viernes, 9 de marzo de 2007

Guitarras Flamencas


Silencio la guitarra, un flamenco estridentes en las ventanas del living de casamoientras afuera la llovizna aburrida colmaba una viena maceta corroida por el desgaste diario del sol, del viento y algun dejo de sequedad.
La copa de cristal reposaba unos tragos de un buen merlot añejado que rociaba el ambiente a un noble roble frances, producto de un cuidado intenso, creado por unas buenas manos llenas de tradicion de abolengo.
Tu mirada sentencio la intencion.
Predijo el deseo de la noche como si se tratase de un acto de brujeria, toques de adivinia.
No habian palabras.
Solo miradas.
Caricias.
La guitarra flamenca seguia persuasiva, guiando nuestros destino hasta este momento.
Carne propia del calor de noche.
Un abrazo.
Dos Besos.
Unas caricias y la llama candente del placer.
Una noche de esas, en las cuales viajas a no se donde en alfombras magicas y dunas carnales.
Una noche turca.