jueves, 27 de abril de 2006

La tierra y su corazon.


Su cuerpo es como la tierra misma. Es una tierra en si mismo.
Tiene la delicada vulnerabilidad de la tierra verde al exceso de urbanidad como cualquier paisaje, natural, rico en bellezas, pudiera tenerlo.
El mismo miedo al frio cemento de edificado por corazones vacios y a los oscuros castillos de ilusiones volcadas en cada escalon de su entrada al alma.
Su cuerpo canto la libertar desnuda de los placeres volatiles de la misma manera que canta la brisa de otoño en medio de los arboles amarillentos pintando la melodia diaria a cada rincon de su espiritu.
Ese cuerpo, esa tierra alguna vez estuvo cercada de fabricas de sueños, aislado de la fertilidad del buen trato, la ternura, la caricia.
La tierra secreta, llenas de praderas, bordada de colinas, algun claro para descansar, un valle donde vivir.
La tierra misma que me cobijo.
La tierra que me cuido.
La tierra que me amo.

viernes, 21 de abril de 2006

Los descansos



La ruta se habia transformado en una guia imperfecta infinita en aquel entonces de mi destino caminante entre los sauces verdes, que lloraban las penas quebradeñas.
Mi mochila estaba algo sucia, amarronada por el polvo levantado por ese clasico viento sur/norte que comienza como un gran reloj ingles a las 13 horas.
Fuerte, inconstante, refrescante y asfixiante por momentos, un amigo de estas tierras que me lleva a favor de un buen sendero.
Estaba decidido a descansar un momento, era necesario, hacia falta calentar el paladar a orillas del camino.
Baje de mis espaldas la vieja mochila Montagne que aun conserva su espiritu de aventuras y se digna a soportar las viejas cargas de utensilios, colchonetas, mi "casa" de tela y aluminio y la muda de ropa. Estaba algo agotada de ser la caja de pandora, la cajita feliz, mi cajita feliz, pero no se resignaba al horizonte y a seguir la linea infinita de aquellas intensas carreras cumplia su deber.
Arme el calentador y puse agua a hervir agua para saborear un te de hebras, para llenarme de todo su sabor y desparramar a los cuatro vientos su reconfortante aroma.
Las tolas, las piedras, lajas y cardones, colores y sabores.
Encontre entonces aquel "descanso", ese lugar que al costado de la ruta y una extraña y poderosa rafaga de energia me decia algo, me marcaba, me tocaba.
Increiblemente se abren dimensiones, se rompen puertas, se cruzan vidas, las almas aparecen y no hay limites. Nada se interpone entre el cielo y la tierra. Se transforma el momento, se paralizan los segundos y el tiempo deja de transcurrir.
Alli algo habia pasado, algo se fue, alguien dejo este camino para ir a otro lugar.
El "descanso" marcado con una cruz, adornado con flores, a veces reales y otras artificiales, con el nombre marcado con pintura blanca o con clavos conmemoraba una desaparicion, una muerte.
Aqui o en cualquier lado.
Alli, justo donde esta aquella marca, la vida de alguien fue interrumpida, de manera insospechada, repentina. Un accidente, insolacion o descompostura, algun berrinche.
Y ese hecho cambio la vida de una persona y de las de otros.
El viento estaba soplando lento y calmo y algunas calandrias revoloteaban entre los pajonales de "colas de zorro" y totoras.
Fresco y lleno de aromas norteños, el aire penetraba mis entrañas como un fantasma reanimando mis celulas caminantes.
La energica y misteriosa esencia de la tierra volviendose vida, llevando muerte, trayendo luces, proyectando sombras.
Me resulta casi imposible sentir.
El "Descanso".
Mi propia vida habia trazado caminos diferentes.
Antes de cumplir los 20 años habia muerto mil veces para renacer de nuevo.
De a poco fui sintiendo, observando, recorriendo los "descansos" propios que mi pasado, en su camino, habia colocado para recordar aquellos fragmentos en los cuales tuve que abandonar, para continuar, los malos tragos, los fragiles momentos.
Pude hacer el descanso para ver donde estaban marcadas "las muertes chiquitas", aquellas sutiles situaciones que uno debe enterrar, dar la espalda, para poder continuar.
Y tambien las "muertes grandotas" aquellas que lastiman, que hieren, que duelen aun despues de cicatrizar como una vieja herida de bala en el soldado luego de años de aquel combate.
Estaban marcadas al costado de mi ruta, las cruces de los caminos no tomados, las de aquellas interrupciones abruptas, las emboscadas, los desencantos, las desilusiones, algunas fuertes traiciones y hasta la misma muerte.
Debia recordarlos, pero al mismo tiempo olvidarlos. Sonaba extraña aquella premisa, pero debia ser asi.
¿Donde estan las cruces?
¿Donde estan los lugares que hay que bendecir y aquellos que hay que llorar?
¿Los que debo sepultar para dejarlos ir sueltos al viento?
Dar "descanso" a mis secretos, mis intuiciones, que se dirigian a algun lugar pero que nunca llegaron a el.
Recordarlos.
Olvidarlos
Perdonarlos.
Dejarlos ir.
Tenia marcados los lugares de la muerte, los momentos rincones oscuros de mi vida, pero se habian transformado.
"Descanso" unos minutos con mi te en mano, apoyado en la mochila, sintiendo la tierra resecarme la piel.
Sentirlo.
Sentir.
Que uno vive.
Vivo.
Yo.
Los "descansos" de mi vida

martes, 18 de abril de 2006

Encuentros


17/09/43 - 18/04/04



La casa de mi madre
huele a brisas de geranios
paseandose en el patio
a hurtadillas van los años
y una cancion donde habitan los silencios

La casa de mi madre
guarda espacios de nostalgias
jugando en sus rincones
se ha quedado nuestras infancias
y la ilusion donde habitan los silencios

Y hoy vuelvo a buscarte
en la senda del viejo baldio
me ha devuelto a mi madre el camino
y a sus manos de luna y membrillo
Y hoy vuelvo a buscarte
en el cielo, la noche y el rio
Me ha traido a mi patio el camino
y a su aroma de suncho y de grillos.

La casa de mi madre
son los dias deshojados
mateando los inviernos
a la sombra del naranjo
y es el color donde habitan los silencios

Mi madre es una lluvia
regadora de febrero
curando mis heridas
con tecitos de poleos
y es el sabor donde habitan los silencios

Y hoy vuelvo a buscarte
en la senda del viejo baldio
me ha devuelto a mi madre el camino
y a sus manos de luna y membrillo
Y hoy vuelvo a buscarte
en el cielo, la noche y el rio
Me ha traido a mi patio el camino
y a su aroma de suncho y de grillos.
(Raly Barrionuevo)

Un pequeño regalo, un recuerdo, por el encuentro, a quien sigue siendo la guia de nuestros caminos.
(Alberto, Silvia y Ana)

lunes, 17 de abril de 2006

Mi encuentro con Rosa.


Corto. Sencillo. Sintetico. En Iruya, ese magico paraje de semejante belleza que solo el Machu Pichu tiene alla en el Peru, albergaba esa sorpresa inesperada de encuentros y mates cebados.
Un pequeño rinconcito, en las laderas quebradas de Iruya resguardaba ese tesoro mistico, valioso para nosotros, los buscadores, que andamos por ahi vagando mirando al horizonte para encontrar esa luz que nos llena por dentro con tan poco, en este caso con unas galletitas de quinoa de Semana Santa que Rosa regalaba a quien entraba a su local en busca de los sabores tipicos de la zona, de los que buscan anecdotas de voces noctambulas, de encuentros con el ukumaru, de bailes con los duendes, de los ecos inmortales de incas transeuntes de generacion en generacion.
Ahi estaba ella. Rosa.
Bajaba por una calle, de gran pendiente, entre piedras y caballos cuando hoy su voz inconfundible. Me detuve para confirmar que era su voz. Hace un buen rato que le habia perdido el rastro en Tilcara, pueblo del cual ella habia partido en busca que nuevos horizontes que acaricien su piel.
Fue extraño. Era Ella. Si. y no pude con mi genio. Y fingiendo voz de norteño ebrio largue al aire aquella frase.
"¡No me digas que la Rosa anda por Iruya".
¿Pero quien anda gritando ahi afuera mi nombre?
Jengibres, avellanas, quinoa y papas dulces, cedron, poleo y ese aroma a galletitas recien sacadas del horno. Ahi estaba ella.
Rosa, la vieja bruja llena de vivencias y locuras eternas.
Fue un mate. Fue otro. Iruya. Galletas. Abrazos y alguna foto. Alegria de reencuentro en medio de las nubladas montañas del paso del Inca.
No hay descripcion para lo que he sentido alli.
Por cuarta vez consecutiva mi paseo por Iruya, luego de pedalear 75 kms, subir hasta los 4000 m.s.n.m. del abra del Condor ha dado su fruto.
No se donde voy.
No se porque.
Algo llama al otro lado del a quebrada. Y son esos parajes de verdes terrazas y nobles ancianas curanderas de viejas heridas, las guias, los ejemplos.
La vida.
Rosa.


miércoles, 5 de abril de 2006

Parafraseando inteligencias retenidas.



La conspicua necesidad de liberar las inteligencias, las ideas, los globitos escritos en miles de apuntecillos los cuales muchos de ellos caen al basurero escondido detras de una heladera o el viejo recoveco debajo de la escalera, la falta de claridad, el embobamiento propio y ajeno no me habia dejado alternativa alguna. Debia soltar las riendas de este blog (o en realidad yo debia soltarme de sus cuerdas) para refrescar mis pequeñas, honestas y humildes ideas inspirada por el simple andar.

Es asi que segui los viejos y sabios consejos familiares, aquellos esoncondidos detras de algunas canas y marcadas arrugas, de realizar un retiro momentaneo a otras montañas a encontrar lo que buscaba. Obviamente y sin importar cual fuera la montaña, si el closet o el cuarto de tu hermana, la casa de tu amiga, el solitario rio o un gran baño de marmol frio y toallas blancas iluminados con dicroicas asesinas que te hacen sentir en el portico celestial el cual auspicia San Pedro de tan blanco que es, las ideas crujen nuevamente descubriendose para hacer historia nuevamente.

Es una cuestion de autoconcientizacion personal, autoconocimiento propio y autocondescendencia unitaria, lo que regula efectivamente las neuronas volver a este medio a soltar esta bomba atomica.

Liberar energias.