jueves, 27 de abril de 2006

La tierra y su corazon.


Su cuerpo es como la tierra misma. Es una tierra en si mismo.
Tiene la delicada vulnerabilidad de la tierra verde al exceso de urbanidad como cualquier paisaje, natural, rico en bellezas, pudiera tenerlo.
El mismo miedo al frio cemento de edificado por corazones vacios y a los oscuros castillos de ilusiones volcadas en cada escalon de su entrada al alma.
Su cuerpo canto la libertar desnuda de los placeres volatiles de la misma manera que canta la brisa de otoño en medio de los arboles amarillentos pintando la melodia diaria a cada rincon de su espiritu.
Ese cuerpo, esa tierra alguna vez estuvo cercada de fabricas de sueños, aislado de la fertilidad del buen trato, la ternura, la caricia.
La tierra secreta, llenas de praderas, bordada de colinas, algun claro para descansar, un valle donde vivir.
La tierra misma que me cobijo.
La tierra que me cuido.
La tierra que me amo.

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