martes, 22 de noviembre de 2011

Enólogo desempleado se lanza a la cata indiscriminada de productos del carrito de golosinas a la entrada del colegio (LA RESURRECCION)


CAndyartUna vez mas y saturado de las degustaciones conceptuales dentro de la categoría, que nosotros los chef profesionales llamamos la “Stone Food” o “Out Bomb Food” donde el plato aparte de generoso, debe ser letárgico, de larga permanencia en nuestro sistema digestivo, abandonamos el Revuelto Gramajo salteado con Chinchulines en grasa de cerdo” (menú que conmociono al mundo light) para acercarnos nuevamente al centro de golosinas mas cercano a la puerta del colegio para degustar, una menudencia infantil.

Esta hazaña arranca, como es de costumbre, temprano, tipo 7:00, pata pilas, en ayunas y con el único contenido en nuestro estomago del coctel de psicofármacos matutino (presión, depresión, colesterol, corazón, hígado, riñones, tripa gorda, clavícula, ojo derecho y viagra por las dudas) y luego de despertar a la infante y su progenitora para dirigirnos con urgencia al emprendimiento personal de Mifune Shiro Sato, un viejo combatiente vietnamita, traficante de heroína (ahora me explico la energía psicótica del estudiantado infantil) rehabilitado y reinsertado en la sociedad, ubicado actualmente en la paqueta esquina céntrica de Ramírez y Belgrano bajo el nombre de “Dulces Inyectables” prometiendo, sonrisita siniestra mediante, una experiencia inolvidable.

Luego de recorrer visualmente el contenido total del puesto en busca de algo que me llame la atención, encuentro un plato común de estos lugares, “Palitos de la Selva sin nada”, que básicamente consiste en Palitos de la Selva, sin nada. Una madre muy monona, envasada llamativamente me gana el lugar, desplazándome hacia atrás denotando cierto apuro. A la vista se aprecia su redondez, con cierta voluptuosidad curvilínea algo rustica y de tintes morochos con reflejos color miel que causan pavor, estupor, sopor, ardor y candor. En nariz el aroma es frutal, suave y etéreo, de acidez equilibrada a piel curada con ungüento humectante previo paso por sales de baño Carina Rabolini 2010. Sin embargo, tengo alguna reserva respecto a las características en boca ya que la simplicidad inicial mostrada en la cata, se transformo repentinamente  en algo mas sofisticado y complicado al intento fallido de degustar el omoplato izquierdo, lo que genero cierta indigestión en la fémina quien comenzó con alaridos histéricos agudos sin entender el verdadero arte de la degustación de un bon vivant como yo. Demás esta mencionar la posterior presencia del marido y un par de oficiales de la ley a los cuales tuve que convencer de mis experiencias culinarias y lo extrema que son.

Pagada la fianza y superada esta situación, dos días después volvemos al lugar antes mencionado y elegimos del carro un objeto de extraña presentación. Un elemento digno de una película de espionaje, de esas donde el héroe se tragaba el papel con la contraseña de la bóveda antes de buchonear tal cosa al bandido.

El CANDYART o Lápiz Dulce.

Un extraño elemento nutritivo conformado por un lápiz bebible maridado con tres laminas de papel comestible. Luego de la apertura oficial procedemos a descorchar, por así decirlo, el marcador quitándole su capucho de plástico herméticamente sellado, lo que asegura una guarda perfecta y el buen cuidado del liquido a degustar. A la vista se observa un color, verde, como la manzana, solo eso, ver y ya, con ciertos destellos de rayos gama Hulkianos que denotan cierta agresividad. En nariz, manzana sintética, como el caucho, con dulzura suave y azucares elevados proveniente de manzanas muy maduras. En boca mas manzana, verde, bien verde pero con una acidez oculta que nos hace lagrimear silenciosamente. De inmediato tomo un rectángulo de papel y lo masticamos para maridar la bebida infantil. El sabor me retrotrae a la Capilla del Sagrado Corazón de Jesús, mas precisamente al Colegio del Salvador, misa de por medio, el sabor a hostia (algún día les contare sobre mi adicción a ellas y mi obsesión por comulgar unas 15 veces por misas para calmar mi flagelo). El efecto “Sanguche de Miga Seco” se hace presente y parte de esa cosa, mal llamada papel, se adhiere, como gato en cortina de living, en el paladar de manera espantosa. Mi lengua, algo adormecida por la bebida, intenta ciegamente con puños, dientes, uñas y todas las papilas juntas, desprender un masacote pegajoso y viscoso, ya mezclado con el lápiz, del hueco superior de la boca sin tener buenos resultados.

  El Tour Gastronómico Escolar, de pronto se ve algo alborotado e intenso por la gente que me observa y forma un circulo alrededor mientras peleo por mi vida. Afortunadamente y en un movimiento felino, entra en acción, Mifune quien saca de una cajita un viejo calzador de metal (Mifune siempre sostiene que la presencia es fundamental para los negocios y usa mocasines bigotudos negros) y me lo introduce en la boca sin mediar palabra. A sabiendas del peligro, no puedo evitar la oportunidad y aprovecho. En boca sabe metálico, algo rancio y rudo, como los tipos de los 50’, con notas de guarda en madera húmeda (de cerezo si no me equivoco) y un paso alargado por calcetines sudorosos. Tiene dejos a pomada “Cobra” con final redondo y marcada astringencia química del cuero.

Mediante la ejecución física de una palanca de segunda clase, logra extraer la porquería de mi boca, la cual escupo. Luego de caer en el cordón, la cosa huye y desaparece rápidamente por la alcantarilla mas cercana. Para descargar el torrente de adrenalina producto del infernal sufrimiento, arremeto sobre una ristra de caramelos Fizz acompañados por un trago de ginebra de mi petaca personal. Pienso por unos instantes abandonar mi carrera, pero se que con tesón y estoicismo, todo sale. Deja el alma marcada, pero sale.

Días después, desde la Clínica Gastrointestinal del Centro, felicito a los niños héroes de esta infancia, con su espíritu indeleble y sus tripas de hierro por afrontar a esta experiencia a diario, me saco el sombrero y extiendo mi mano humildemente a ellos, pero yo prefiero ser encarcelado y azotado por mil moros musulmanes, que volver a probar el CANDY ART.

¡Cheers!

lunes, 14 de noviembre de 2011

¡¡ Recomiendan al COMFER que vuelvan Los Cañones de Navarone, o se arma el tole tole !!


5. Trío BlogLa que me faltaba. Ante el no tan reciente brote de ignorancia sobre cultura en general que parece expandirse como la peste bubónica, sin vacuna ni piedad alguna, no han tardado de levantarse las voces aflautadas de las nenitas de mama gritando histéricas y descontroladas a los cuatro vientos que quien es el Sr. Gregory Peck que menciono en este post.

Recapacito antes de darles una zurra bien, bien de hombres y me contengo, pero ante estas preguntas no queda otra que ajusticiar tal ofensa y hago caso omiso a mi lado débil y me autolesiono con mi navaja, para después cauterizarme la herida con un poco de ginebra y un magiclick de la bronca, antes de tocar carne virgen e inculta.

Para los iletrados, inconsultos hijos ignaros de la vida de hombre, bien, bien hombre les voy contando que si no conocen a este hombre, tampoco conocen  “Los Cañones de Navarone” y ahí ya me pongo algo espeso, se me hierve la sangre, se me tensan los músculos, mi venas escupen sangre y pienso en disparar algo. Se que mirar la tele, muy muy de hombre no es, pero de vez en cuando el hombre, como hombre bien, bien hombre ha sufrido alguna pequeña contrariedad (siendo una pequeña contrariedad para un hombre denserio, que todo su pelotón haya sido masacrado por los alemanes) y se nos permite mirar un poco de tele pero no mucha. Preferentemente donde hayan minas en pelotas, y animales comiéndose a otros animales.

La cosa es que Gregory Peck fue un tipo duro de roer, un hombre bien, bien hombre como los de antes, apto para esquivar balas, explosiones, emboscadas enemigas, escalar montañas hasta sangrar las manos en un ambiente rodeado de ginebra, balas, cañones, pólvora, camaradas y sobre todo minas de las buenas, con las que se trenzaban en unas luchas cuerpo a cuerpo antes de ir a incendiar un campamento alemán con su lanzallamas, en cuero y descalzo para ejecutar su venganza o cumplir su misión. Esto ya dice mucho. Lastima que ahora estamos llenos de programas pedorros de gente rara bailando o novelitas baratas, no se, el Comfer debería censurar algunas porquerías de esas y pasar films mas instructivos como “El Hidalgo de los mares”, “El Vengador sin Piedad” o “MacArthur, el General Rebelde”.

Y para las niñitas amantes de las pescas raras que enciman preguntan quien es Moby Dick, evito desenfundar y me someto a mi programa de concentración y autocontrol zen que aprendí cuando estaba en China y me limito a dejarles un ejemplo de lo que un hombre bien, bien hombre puede hacer con un arpón con este indiscutible ejemplo de ferocidad y salvajismo, cara a cara con el cetáceo, sin intermediarios, ni réferis ni las mariconadas de las niñitas de la Sociedad Protectora de Animales. O sea, una pesca en serio y dejémonos de joder con tanta mosca.

Mas vale que vayas dejando eso de los “wachiturros”, porque ya me estoy comenzando a poner algo nervioso y vos a mi no me queres ver nervioso. ¡Bang!

viernes, 11 de noviembre de 2011

¡¡ Pesca era lo de antes, con las manos desnudas y a mordiscones limpios !!


419234iComo hombre bien, bien hombre, ya me había manifestado en contra de que los varones heterosexuales adultos practiquen la pesca con mosca, a menos, claro, que usen un látigo de siete puntas llenas de anzuelos como debería o algún explosivo, para sacar la victima escamosa de las aguas. Ya de por si ese movimiento amanerado de andar revoleando la cañita, que mas se parece a la varita mágica de Harry Potter, me perturba profundamente. Esto sin el agregado de que usan sedal, nombre que lo dice todo, un elemento digno de tías costureras y para atrapar a nuestro alimento usan moscas, una especie de collage armado con plumas, pelos e hilos además de involucrar tijeritas y pinzas, y mejor paro de contar porque me da bastante bronca.

Y cuando me da bronca, me pongo medio violento. Y cuando me pongo violento, salgo a algún tugurio de barrio bajo a desquitarme, ginebra en mano,  con el primer piltrafa que se me cruce por delante. Lamentablemente cada vez son menos los tugurios húmedos, nublados por el humo rancio de un cigarro negro y el aroma a whisky. La ultima vez que entre a uno me preguntaron si quería cilantro en mi ginebra o acompañarla con un tiramisú y ahí se pudrió todo.

Este lamentable hecho de los varones pescando con mosca; después hablaremos del cilantro seriamente; se ha ido expandiendo como la plaga misma. Se puede observar a los pescadores, no solo en los ríos o lagos, sino en el patio, la plaza mas cercana o alguna cancha de futbol;  realizando el vaivén de geisha yogui, simulando un gran esfuerzo para movilizar una estructura  de pesa menos que mi magnum. Y encima dicen que transpiran y ahí ya nos fuimos al fondo de la letrina. Uno transpira en serio cuando mueve una enorme roca sucia y llena de moho maloliente, por ejemplo para escapar de un calabozo. Los hombres de verdad hacen eso.

Y ni hablar de la mosca. Poniéndole la atención de una nona babosa por su nieto, a la creación de cada señuelo, dándole vueltitas de hilo, cortando los pelitos sobrantes con actitud de coiffeur. Y cuando pescan una trucha, explotan en arrebatos de maternidad transformándose en un fenómeno monstruoso y lamentable. Solo les falta que le den la teta, cambiarle los pañales y cantarles un “arrorró”  antes de devolverla al agua. Crease o no. En mis entrenamientos en las selvas de Tailandia me enseñaron que en el combate, no se debe liberar al enemigo por una cuestión de seguridad. Sino, le pueden preguntar a mi suegra, que todavía la tengo encerrada en mi galpón, juntos con mis herramientas y algunos explosivos. Solo espero que no se ponga a curiosear, porque la vamos a tener que armar con cinta skocth y ahí ya se me pone la piel de gallina ante tal oprobio.

Los hombres bien bien pero bien hombres, pescamos a la vieja usanza, o sea parados en la piedra, inmóviles pasando desapercibidos, con una lanza tallada con una cuchilla y las manos desnudas, al acecho de la presa, listo para acertar el golpe definitivo en el medio del lomo al animal. O simplemente le disparo con mi Magnum, si el hambre apremia. O usamos la técnica del oso pardo para los salmones. No debemos olvidarnos que en la cúspide de la cadena alimenticia se encuentran los depredadores. Uno debe aprender de la naturaleza para sobrevivir con una simple navaja suiza y el mismo calzón durante meses.

Cuando un paisano les preguntan cosas como “¿y a donde fuiste a mosquear?”, gimiendo y sufriendo pequeños ataques al corazón se niegan a confesar cual es la zona por la que anduvieron y solo  muestran unas cuantas fotos mostrándote el lugar y posando con alguna especie de dudosas dimensiones que horrorizaría de la vergüenza ajena hasta la muerte misma (de nuevo) al Capitán Ahab (Gregory Peck), patrón del ballenero Pequod,  que ese si no se andaba con vueltas, y al primero que lo desafiaba lo arrojaba al mar sin piedad ni contemplación.

Aparte no esta bien, porque cada vez que organizan una salida, corren a sus casas dando pequeños saltitos de alegría y comienzan a armar pilas y pilas de valijas, bolsos, “nesseceire”  y estuches de todos los tipos y tamaños, actitud indiscutiblemente femenina la de andar cargando bultos en un viaje.

Asi que anda aflojando con el temita ese a ver si nos organizamos una pesca en serio. Mientras tanto les dejo este youtubazo de unos huevos fritos que eso es es cosa bien, bien de hombres.

lunes, 7 de noviembre de 2011

¡¡ Y dale con el temita de Lunati y lo del penal!! ¡Mejor lo hubieran puesto a Darwin a dirigir y ahí se acaba el llanto!!


Había jurado en el lanzamiento de mi weblog, que jamás hablaría de dos temas cuya importancia es menor al costo del salchichón primavera de la fiambrería del mercado. Estoy hablando de “Arjona” y “Futbol”. O bueno, al menos que no me explayaría mas allá de algún comentario ácido sobre las dos cosas porque los importantes hechos de las historia involucran grandes obras y no nimiedades como estas. Y además no estoy para perder el tiempo, a ver si me pierdo mi nomina al Nobel de la Cultura, si es que hay.

Convengamos que la palabra Arjona ya tiene cierto tinte salamero que se asocia con desgracia, y esa desgracia es la del despecho, el desamor, la calentura incipiente u otra temática digna del guatemalteco y cuyos consumidores son, generalmente mujeres depresivas o problemas matrimoniales.

El futbol es igual. Tiene aroma a tragedia griega con algunos rancios de la edad de las cavernas donde el cromañón mas intelectual es capaz de arrojar una bolsita con orina al arbitro por haber cobrado un penal que no era, o en el caso de un jugador, saldría a la caza de las tibias y los perones del contrincante hasta quebrárselos en unas cuantas porciones con una entrada llena de salvajismo y crueldad para mas tarde pedir perdón, mientras la muchedumbre grita enardecida sacando el ser primitivo, ese primer eslabón de la evolución que viene escondido y moderado por la cultura de milenios, en el adn.

Con esta cuestioncita del River – Gimnasia fue el claro ejemplo de la mediocridad deportiva y el gataflorismo con que el apasionado hincha local se hacia escuchar antes de lagrimear las primeras gotas de la pena y la resolución tras la derrota.

Quiero decirles, en mi humilde opinión, porque de futbol no se, pero si de ciencias naturales, que en el lamentable ecosistema deportivo, también existe una cadena alimenticia en la cual hay depredadores, herbívoros, insectos y descomponedores. Y ojo, señores, que no quiero herir susceptibilidades, sino mas bien llevar una sana dosis de realidad al fantástico e insípido acto de jugar al futbol o hinchar por un equipo determinado.

Vayan sabiendo, aprendan, ubíquense, sitúense señores espectadores, en el lugar que les corresponden, que no es precisamente en la de depredador, porque el dios creador del engendro, o sea la AFA, a protegido a su hijo preciado mas que nunca en todos los aspectos comerciales y deportivos. Entonces va la pregunta.¿Que hacia pensar a los hinchas del lobo que podían jugar limpiamente? ¡¡Por favor!! ¡¡Señores!! ¡¡Abran los ojos y guarde las servilletas, el papel higiénico y los pañuelos!! ¡¡a llorar a la Iglesia, por favor!! River es River y el lobo, solo un corderito blando e inocente, asado a la parrilla, al tomillo y listo para ser devorado por la maquinaria de la banda.

Por otro lado la expresión reinante de  “voy a la cancha a ver el partido….¡¡¡Pero soy hincha del lobo!!! “ los días previos a la disputa,  ha sido la mas caradura y traidora frase deportiva jamás escuchada por mi refinado oído. Judas daba otra estocada mas y el ejemplo era que nada de lo afirmado anteriormente se reflejaba en las pantallas de tv, donde River parecía que jugaba de local con tantos colores gallinas, transformándose en un claro signo de la existencia de la DIVERSIDAD CULTURAL.

Así que Señores hinchas, jugadores, periodistas y otras yerbas, dejen de llorar en las esquinas, de lamentarse o autolapidarse  por el penal, dejen esa pesada losa de mármol con la estampa “LUNATI” que les oprime el pecho y vuelvan a la vida real, que el pobre hizo lo que tenia que hacer, o sea inventar un penal y acepten la Teoría de Darwin, que defiende la evolución biológica, el triunfo de la especie mas evolucionada y fuerte sobre el mas débil y ubíquense en la palmera deportiva,  lo que les toca vivir.

Y si no les gusta, les sugiero un terere y a jugar a las bochas que es mas tranquilo, menos doloroso, claro salvo que te casquen a bochazos por tramposo.

ESTA ES UNA SUGERENCIA DE BIEN PUBLICO.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

¡¡ Aguantame un toque que me pego un tiro y vuelvo !!


¡¡ Tiemblen, oh, señores lectores de este pasquín, gratuito y libre de aftosa !! Bueno, si es que este pasquín tiene algún lector. ¡No he venido a traer divertimento alguno, ni augurios inocente de paz ni comentarios triviales sobre la inflación, ni las trabas para comprar dólares, tampoco de la presidenta y sus gustos sexuales por la clase obrera, temas insulsos e insípidos que otros medios se ocupan de investigar! ¡Traigo la Destrucción, la Plaga y la Oscuridad y ahora van a conocer mi furia! ¡Mi paciencia acaba de explotar como un grano supuroso de adolescente precoz y acabaran aplastados con el Poder de mi Lado Oscuro gracias a mi puño todopoderoso, y moderno!! 

Porque ahora con mi nuevo 19” HD los veo a todos, a todas, en todo momento y a toda hora. Además el poder de mi nuevo rígido de 320 gb tengo mas espacio para atormentarlos. Y ni hablar de este teclado USB, que para ser sincero no es muy bueno que digamos, parece una milanga al plato de chato que es, pero bueno, es lo que hay y este momento de bonanza debe ser festejado sin ningún miramiento ni desperdicio.

Así que ahí te van algunas cositas deprimentes para que te amargues mas de lo que estas:

  1. Despertarse de una siesta imprevista un domingo a la tarde, cuando se hizo de noche (y con un pulóver puesto).
  2. Con la oreja y la mitad de la cara mojada por la baba de la almohada.
  3. La mujer que te finge un orgasmo.
  4. Darte cuenta vos, de que tu mujer finge un orgasmo.
  5. El sonido salvaje del acto sexual de los vecinos del 11 a las 7:00 a.m. mientras vos te arreglas la corbata y te peinas para ir  a laburar.
  6. Tener los tallarines en el plato y darte cuenta que se te acabo el queso rallado.
  7. No tener pan para untar el tuco.
  8. Encima un domingo.
  9. La vidriera de una casa de ortopedia.
  10. Un partido de pool de la mitad para adelante, cuando la mediocridad de ambos contendientes nos permite deducir que esto va a terminar inexorablemente en un virtual empate y la bola negra, sola, rebotando sin tino de acá para allá, de una punta a la otra, durante cuarenta interminables minutos, hasta que un golpe de suerte uno mismo la termina embocando en contra con gran alivio para los dos.
  11. No poder comprar dólares. Ja!
  12. No poder comprar.
  13. No poder.
  14. Los canales de compra.
  15. O los estatales con “La Historia Argentina”.
  16. Y los de juegos. De esos con crucigramas y acertijos que tenes que llamar para ganar.
  17. Los deberes.
  18. Las reuniones de padres en el colegio.
  19. Las obras de danzas contemporáneas.
  20. Los wachiturros.
  21. Los que escuchan los wachiturros.
  22. Podría seguir toda la noche, pero, adivinen qué, me voy a tirar un rato, no sé que me pasa. No, nada, en serio, no me pasa nada, pero ya se me va a pasar. Chau.