La que me faltaba. Ante el no tan reciente brote de ignorancia sobre cultura en general que parece expandirse como la peste bubónica, sin vacuna ni piedad alguna, no han tardado de levantarse las voces aflautadas de las nenitas de mama gritando histéricas y descontroladas a los cuatro vientos que quien es el Sr. Gregory Peck que menciono en este post.
Recapacito antes de darles una zurra bien, bien de hombres y me contengo, pero ante estas preguntas no queda otra que ajusticiar tal ofensa y hago caso omiso a mi lado débil y me autolesiono con mi navaja, para después cauterizarme la herida con un poco de ginebra y un magiclick de la bronca, antes de tocar carne virgen e inculta.
Para los iletrados, inconsultos hijos ignaros de la vida de hombre, bien, bien hombre les voy contando que si no conocen a este hombre, tampoco conocen “Los Cañones de Navarone” y ahí ya me pongo algo espeso, se me hierve la sangre, se me tensan los músculos, mi venas escupen sangre y pienso en disparar algo. Se que mirar la tele, muy muy de hombre no es, pero de vez en cuando el hombre, como hombre bien, bien hombre ha sufrido alguna pequeña contrariedad (siendo una pequeña contrariedad para un hombre denserio, que todo su pelotón haya sido masacrado por los alemanes) y se nos permite mirar un poco de tele pero no mucha. Preferentemente donde hayan minas en pelotas, y animales comiéndose a otros animales.
La cosa es que Gregory Peck fue un tipo duro de roer, un hombre bien, bien hombre como los de antes, apto para esquivar balas, explosiones, emboscadas enemigas, escalar montañas hasta sangrar las manos en un ambiente rodeado de ginebra, balas, cañones, pólvora, camaradas y sobre todo minas de las buenas, con las que se trenzaban en unas luchas cuerpo a cuerpo antes de ir a incendiar un campamento alemán con su lanzallamas, en cuero y descalzo para ejecutar su venganza o cumplir su misión. Esto ya dice mucho. Lastima que ahora estamos llenos de programas pedorros de gente rara bailando o novelitas baratas, no se, el Comfer debería censurar algunas porquerías de esas y pasar films mas instructivos como “El Hidalgo de los mares”, “El Vengador sin Piedad” o “MacArthur, el General Rebelde”.
Y para las niñitas amantes de las pescas raras que enciman preguntan quien es Moby Dick, evito desenfundar y me someto a mi programa de concentración y autocontrol zen que aprendí cuando estaba en China y me limito a dejarles un ejemplo de lo que un hombre bien, bien hombre puede hacer con un arpón con este indiscutible ejemplo de ferocidad y salvajismo, cara a cara con el cetáceo, sin intermediarios, ni réferis ni las mariconadas de las niñitas de la Sociedad Protectora de Animales. O sea, una pesca en serio y dejémonos de joder con tanta mosca.
Mas vale que vayas dejando eso de los “wachiturros”, porque ya me estoy comenzando a poner algo nervioso y vos a mi no me queres ver nervioso. ¡Bang!
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