jueves, 3 de enero de 2013

Crónicas de G: “El Destino huérfano encuentra su papi”


DSC00323Unas cuantas veces ya me había pasado en el 2012. Bueno, recurriendo a la humildad, unas 365 veces mas o menos. Pero ahora, apenas parido el 2013 y en medio del llanto neonatal de un año que todavía no abandona la placenta, me resulta difícil mantener mi habitual modestia cuando recibo constantemente señales de que soy una especie de Elegido, como Jesús o Harry Potter. El tema es “Elegido para qué”. No siempre es lo que se dice agradable ser el depositario de un plan Inescrutable del Destino (pero de esto también pueden dar testimonio Jesús y Harry Potter, o incluso Frodo Bolsón).

Ignoro cuanta gente habrá tenido a lo largo de la historia automotriz, el privilegio de zafar milagrosamente de que un imbécil menor de edad te lleve puesto tu nueva adquisición metálica, ese caballero de la noche oscuro y todavía sin patentar, que mansamente y desprotegido descansaba en el estacionamiento a 45º, siendo el damnificado el coche de al lado por escasos centímetros.

No se como, no pregunten, no tengo ni idea ni me siento capaz de explicar el proceso del destino y la suerte (así como superman no puede explicar como vuela), la realidad es que la suerte me cubre con el manto piadoso y me arropa entre sus brazos bien arrancado el 2013 ante la mirada atónita de algunos presentes.

Bueno, están frente a este moderno Mesías, que recientemente incorporado al mundo salvaje de la conducción ciudadana va descubriendo el mundo cruel y vil, el ambiente salvaje y rudimentario de las cuatro ruedas, ahora protegido por la coraza metálica de esta armadura andante con aire acondicionado y dirección asistida, un invento claro, de las corporaciones automotrices para calmar los agudos chillidos histéricos de las agrupaciones defensoras de los derechos de la mujer, que por su genética carecen de la fuerza hercúlea para dominar un par de toneladas motorizadas como debe ser.

Por ahora, el ascenso en la pirámide de la evolución humana me acerca un par de escalones hacia la cúspide, lugar desde donde puedo ver a los peatones, los ciclistas y los motociclistas en su estado natural, desnudos de protección mas que un casco o unas buenas piernas para correr antes que los agarre con mi tanque negro.

Lamentablemente y contrariando la felicidad, este peldaño evolutivo esta demasiado superpoblado y encontrar el corral adecuado para mi corcel negro se ha tornado en un gran dilema, ya que todo los alrededores están casi completos de otras maquinas así que voy descubriendo la artimaña de la doble fila, el mal estacionamiento, el aparcamiento (siempre quise usar esta palabra) sobre la vereda o lugares prohibidos y la disimulada violación de algunas leyes de transito, acciones de poca aprobación por parte de mi cónyuge y mi hija las cuales me reprochan a los carterazos limpios, situación que mi antiguo medio de transporte, la bicicleta, me evitaba primero por ser monopiloto y segundo por la versatilidad del desplazamiento calle/vereda libertad que ahora es mas estrecha y algo molesta.

Sobre el temita de la música y el uso del estéreo con tecnología bluetooth y la posesión de celulares en manos de menores de edad ya estamos en el horno. Nene Malo, Tu Papa y Agapornis no son los ministros infernales de una jerarquía diabólica pero andan por ahí cerca ya que escuchándolos bien podríamos considerarlos como tal por el oprobio de llamar a eso, música.

Pero las cuestiones de exorcismos la trataremos mas adelante, por ahora me someto al disfrute de mi corcel a toda velocidad, la exterminación de los perros y gatos ruteros y la practica del delicado arte del bocinazo a las mejores piernas de la comarca, ciencia que no todos la conocen y que he aprendido en los sótanos mas oscuros de la abadía.

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