Una breve transicion se avecina, viene a tocar la puerta, quiere entrar, entre el letargo del alma que anuncia las nuevas fronteras de un otoño ya presente para ser en un futuro, aquel invierno que helara las tierras del corazon por unos instantes; y aquellos viejos despojos de un verano lleno de verdes y energias, de movimientos, de sol, de gritos y risas.
La suave transicion que se presenta como una compañera desnuda tentandote a conocerla, a entenderla, a comprenderla en su total magnificencia para desvelar sus secretos ocultos a nuestros superficiales sentidos.
Un juego psicologico entre el mas alla y el ahora. Una transicion entre las sombras y las luces.
Ese momento del cambio exacto donde uno no es mas que un pasajero en trance, sin saber o darse cuenta del destino, del origen, del final.
Pasos reales.
La misma transicion que desvela a la oruga momentos antes de explotar de su carcel prisionera para dejarla libre a los aires en forma de mariposa cambiando asi de por vida sus sentidos, sus puntos de vistas mas elevados para llevarla a lo alto y ver mas alla de la puesta del sol.
No es mas que eso. Momento de reposar, momento de sentarse, sonambulo en un cuarto invisible de colores blancos y negros a la espera de la libertad que se aproxima.
Es ese pequeño centro que me atrapa entre los extremo dejandome en un juego tedioso basado en el equilibrio de la misma manera que jugaba en el sube y baja cuando niño dejando el sabor a desafio, a control, a concentracion para no caer al piso enlodado despues de un aguacero.
La suave transicion que se presenta como una compañera desnuda tentandote a conocerla, a entenderla, a comprenderla en su total magnificencia para desvelar sus secretos ocultos a nuestros superficiales sentidos.
Un juego psicologico entre el mas alla y el ahora. Una transicion entre las sombras y las luces.
Ese momento del cambio exacto donde uno no es mas que un pasajero en trance, sin saber o darse cuenta del destino, del origen, del final.
Pasos reales.
La misma transicion que desvela a la oruga momentos antes de explotar de su carcel prisionera para dejarla libre a los aires en forma de mariposa cambiando asi de por vida sus sentidos, sus puntos de vistas mas elevados para llevarla a lo alto y ver mas alla de la puesta del sol.
No es mas que eso. Momento de reposar, momento de sentarse, sonambulo en un cuarto invisible de colores blancos y negros a la espera de la libertad que se aproxima.
Es ese pequeño centro que me atrapa entre los extremo dejandome en un juego tedioso basado en el equilibrio de la misma manera que jugaba en el sube y baja cuando niño dejando el sabor a desafio, a control, a concentracion para no caer al piso enlodado despues de un aguacero.
Un juego.
El desafio.
La transicion entre la vida y la muerte, la fe y la herejia, el amor y el odio, el bien y el mal, el dia y la noche.
Solo unos pasos mas.
Unos cuantos pasos para la resurreccion, para abrir mis ventanas nuevamente mientras miro tus ojos.
Nada se pierde.
Todo se transforma.
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