lunes, 15 de septiembre de 2008

Reflexion sobre el thinner y sus efectos secundarios


La envidia de Rembrandt hecha carne, la ulcera lastimada de Van Gogh, la artritis mas dolorosa de Miguel Ángel, el reuma mas cruel de la tía Eulalia (que se defendía con sus talleres de pinturas para jubilados medio raritos y como que sus dibujos no se entendían).
Solo como un dolor pancreático severo del artista mas famoso de la historia mundial podrían ser comparadas mi dotes artísticas inigualables, intangibles, impalpables, increíbles, intrínsecos, in ... in... in..IN. En fin. La adicción a la brocha gorda, el trazo fino, el esmalte sintético, las tizas, los bocetos y sobre todo, al vivificante aroma del thinner y sus efectos secundarios que solo pueden ser igualados por el acido mas puro de los carteles mexicanos (no quiero entrar en muchos detalles) conjuntamente con la inevitable, innegable, indiscutible (y aquí paro con esto de los adjetivos) responsabilidad de ser padre (porque uno es padre) y las obsesivas presiones de mi pequeño retoño, tuve que desviar mi agenda del fin de semana (la cual incluia las playas de Tahiti) y destinar un día a la famosa "Pintada" de la calle Córdoba para la "Fiesta de los estudiantes"
Para los que no tienen la mas pálida idea de que es y apoyado en mi poder de síntesis (algo que debo perfeccionar) paso a comentar que es una especie de taller libre para artistas de todas las edades con un pequeño problemita de frustración, sobre todo a los niños "grandes", que en algún lugar de su subconsciente se arrastra una porción anómala de ADN que lleva la información de la frustración infantil recordando lo mal que dibujaba con crayones, la casa y el árbol en el jardín de infantes, y ahora tiene la posibilidad de redimirse en un par de metros cuadrados de asfalto medio resquebrajado y sucio y encima ser visto por media civilización.
Hello Kitty volvió, resucito de entre las cenizas y ya se instalo en nuestras casas estampada de diversas maneras. Carteritas, medias, remeras, pijamas y almohadones y con ella las exigencias de mi hija, quien fue mentora y participe de tal pintada.
Lo mío fue a la inversa de la Capilla Sixtina pero con la misma dedicación (y mas). Mis ancestrales conocimientos sobre artes plásticas de primaria me fueron mas que suficiente para llegar al objetivo. Con los tres colores primarios (para aquellos algo distraídos rojo, amarillo y azul) mas blanco y negro y un par de pinceles con pelos de camélido, fui capaz de crear el arco iris necesario para el fresco de 2,5 mts de base por 2 de alto (úsese formula de superficie para rectángulo (b*h)/2 ) sobre pavimento semiderruido previa caricaturización con tiza del graffiti horizontal.
El entusiasmo no se hizo esperar y al minuto estábamos, mi sucesora y yo, en la ardua tarea de rellenar los espacios delimitados con los colores correspondientes mientras cantábamos "ma ma ma, mama María ma ma ma ..." canción que para esta época es como un himno, al igual que la canción de Piero para el Día del Padre (algunas cosas no cambian mas, por eso estamos como estamos).
Pasadas las primeras tres horas, la desesperación por terminar ya no tenia limites y los viejos dolores lumbares me recordaban que ya no era un púber carrocero con mameluco manchado tratando de impresionar a colegialas descuidadas. Además mi querida hija me había abandonado siguiendo su innato instinto de supervivencia en busca de algún bocado que la madre naturaleza le pusiera al alcance de sus fauces para no desmayarse del hambre, responsabilidad que su padre (o sea yo) había olvidado de cumplir por estar inmerso en dicha labor.
Quizás esos fueron los momentos de zozobras mas terribles en dicha cruzada, debido a la ridícula imagen de un hombre jugueteando con dibujitos de simpáticas Kittys, mezclando colores rosas, lilas (que no son muy masculinos que digamos) y detallando zapatitos de danza clásica y tutus, algo que el publico y el transeúnte en general disfruto mucho hasta el cansancio. Mas allá de mi desafío por enfrentar dicho bache psicológico y el cual pude superar gracias a mis entrenamientos militares para soportar estas torturas del ridiculismo social y la posterior aparición de mi hija nuevamente para usarla de excusa, terminamos (Gracias a Dios) el tan contradictorio fresco un par de horitas y medias después.
La extraordinaria belleza de la pintura comenzó a impactar en el publico infantil. Una pequeña hordita de nenas se me abalanzo clamando por mi practicidad y buscando calidad para sus dibujos, algo que sus padres no habían podido lograr. Debo confesar que esto no fue bien visto (por los otros padres) y la envidia caminaba descalza por la avenida en un ambiente enrarecido por las miradas asesinas de los mayores inexpertos en estas cosas, pero pude sortear el obstáculo y llevar felicidad a miles de hogares y evitar asi futuros juicios de divorcios.
Luego de esgrafiar varios bocetos para calmar la multitud infantil y para poder salir del estado horizontal y devolver mi estructura ósea a la verticalidad tuve que sacrificar parte de mi "quadratus lumborum", algunas fibras costotranversas y los fibrocartilagos (o menisco) de mi rodilla derecha.
Quince minutos después (eso duro el espectáculo) ante la risa de mi hija, mi hermana y un jardín de infante completo y tras ser aplaudido como si hubiera recibido una estatuilla dorada, procedí a una retirada lo mas sutil posible.
Cuando pensé que todo había terminado, la lucha con mi hija, por los Derechos de Autor (copyright) no se hicieron de esperar. Mi abogado ya esta enterado del tema y no se como terminara esta batalla legal, pero confío en el.
Solo me quedo el placer de rociarme con thinner (no tenia morfina) para amainar los sinsabores de esta pequeña velada y calmar las dolencias que esta actividad, eternamente insana, provoca.




Miren que ricura el resultado. La próxima experimentare drogado con un poco de marihuana.








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