¡Declaro, expongo, postulo, manifiesto y confieso ya sin remordimiento alguno pero con la culpa intacta y ponzoñosa sobre mi longeva desatención a mis millones de lectores de todo el mundo!
Mi baja producción literaria roza la viudez creativa, la orfandad de espontaneidad y lo que es peor, la ausencia absoluta del factor mas letal a la hora de sentarse a propagar improperios en general. El Tiempo.
Y es que cuando en MI oficina, el lugar donde el Guerrero se prepara para la larga lucha contra los dinosaurios tabacaleros, donde preparo mis abluciones con ginebra antes de tomar mi libro de numismática y criptozoologia forrados en cuero marroquí, donde atiendo y escucho puntualmente a verduleros, cañeros y algunos otros que se dicen ingenieros agrónomos mientras miro silenciosamente mi cuervo negro embalsamado, donde reposa las imágenes pétreas de mi amada y mi niña que me aportan una dosis de armonía, paz y meditación trascendental, el tiempo se escurre de entre las manos con ironía y jocosidad dejándome desnudo (literalmente hablando, sino el escandalo alcanzaría dimensiones bíblicas, casi apocalípticas por la masificación de divorcios mundiales) ante la multitud atenta a mi prosa.
No ajeno a este mal que acecha a la humanidad, les acerco esta miguita de vida y esperanza, una luz en el camino, el oxigeno dentro de la cámara de gas, la ultima lata de caracú antes del holocausto nuclear.
Y es que no conforme con mis actividades “normales” (admito que la normalidad aburre demasiado) he dado un paso mas junto a las luchas populares por el bien de la sociedad y me he comprometido, santo y seña mediante, en una institución social, un lugar donde se hacen cosas de riesgo, de peligro, casi al limite te puedo ir diciendo. Un rincón no apto para cardiacos, ni nenitos fifí, ni blanditos y mucho menos gente hipertensa o con el colesterol en las nubes. Un ambienten corrosivo y dañino donde los mas fuertes solo sobreviven adaptándose al medio y escalando en la cadena alimenticia hasta llegar a la cúspide del éxito.
La Federación Jujeña de Voleibol.
Un mundo deshabitado en el cual aterrice ya hace tres meses, o mas (el tiempo pasa volando y pierdo su noción), donde abunda mucho oxido de hierro, presencia de silicatos y aluminatos con inmensas nubes de gas metano, lluvia de acido sulfúrico y sin chicas vestidas con enteritos plateados, tridentes en mano. Por el contrario, mas dinosaurios, plantas carnívoras, mares de lava hirviente y como si esto fuera poco, la presencia de “entidades” que merodean generando una atmosfera para nada amistosa.
Pero el buen guerrero afronta los obstáculos con dignidad, perseverancia e ingenio. Y si es necesario con el uso de las fuerzas – en decadencia, pero fuerzas al fin – de mi maquinaria muscular entrenada para matar, o en casos extremos, correr velozmente en busca de refugio o ayuda.
No estoy solo. Y ha servido de mucho mi colaboración con el equipo cuyo apoyo, confianza y solidaridad me he sabido ganar en este poco tiempo y que a sido demostrado a través de ocasionales saludos consistentes en lúgubres movimientos de cabeza, pero algo es algo.
Admito que pensé en cambiar el rubro deportivo por algo mas solemne, sano y didáctico que me aporte mas en metálico, así llego a fin de mes.
La colocación de implantes mamarios.
Una industria que crece, no tiene riesgo y que genera buenos dividendos. Siempre he sido un firme creyente en que el mejoramiento personal no debe tener limites, solo necesito tiempo y un adelanto, averiguo en Google mas o menos como se hace y chau. Pero salió el temita de las PIP, que no son seguras, que “esplotan” y que la mar en coche y desistí.
En conclusión: ¡¡Tapado de laburo!! ¡¡Hasta las manos de laburo!! ¡¡Repleto de Laburo!! ¡¡Hasta la coronilla de laburo!! (Siempre quise usar “coronilla”). Y eso que no les conté las amenazas de divorcio y las presiones escolares de mi retoño por culpa del Vóley. ¡¡Tapado de laburo!! ¡¡Loco!! ¡¡Hasta las manos de laburo!! ¡¡Para!! ¡¡Repleto de Laburo!! ¡¡Dame cinco!! ¡¡Hasta la coronilla de laburo!!
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