Esto es mas claro que el agua.
Todos sabemos, ya sea en la practica de la vida cotidiana o luego de haber leído algún análisis sobre la humanidad, que el mundo la pasa mas bomba quejándose de lo que les pasa que de lo que no les pasa. O sea, se llora por la inflación, porque te cortaron las calles, porque te robaron la batería del auto o porque te quedaste sin queso rallado a la hora de los ravioles. Pero una caricia para el alma es agradecer (si es posible, de manera eterna) las cosas que no nos pasan.
Doy el primer paso, lanzo la primera piedra de la felicidad y el mimo de la autoestima y agradezco:
- No vivir en Haití o Perico ( que son como medio parecidos)
- No ser del Partido Obrero
- Tener una sola mujer, que ya es suficiente.
- No ser mujer y tener que usar medias de nylon que se rompen fácilmente y generan una crisis de nervios en la familia.
- No ovular.
- No tener sextillizos.
- No tener que elegir entre 10 pares de zapatos, 8 carteras, 7 pantalones o 5 blusas, 13 lápiz labiales, 4 delineadores, un 1.235.000 cremas humectantes y 38 esmaltes para uñas antes de salir al cine o al teatro.
- No ser el vecino del 7° que es martirizado, acosado, recriminado, apaleado, demandado y acusado de no participar en los quehaceres domésticos como limpiar, levantar el calzoncillo del suelo, cambiarle el pañal a su crio o darle la mamadera, cocinar y/o planchar justo cuando este sujeto se sienta a jugar en la play o en la computadora.
- No haber sido captado por una secta, cosa no improbable teniendo en cuenta mi debilidad de carácter (aunque me hicieron firmar mediante engaños mi afiliación a la secta Moon, pero nunca han regresado para reclamarme nada)
- No vivir en la época de la Inquisición por mi innegable animosidad a prender fuego a cosas. Es como que tengo un pirómano contenido cuya legislación actual me lo inhibe con posibles penas a cadena perpetua dependiendo la alevosía de un supuesto incidente, pero mejor dejo de hablar…
- No vivir en la época que se utilizaba la vejiga de cerdo como preservativo por la ausencia del látex.
- O cuando se usaban conejos para limpiarse los dedos con comida. Esto ya le ponía un nivel mas de riesgo ya que el cristiano era pasible a perder los dedos si le tocaba un conejo rebelde o hambriento.
- No ser censita y tener que andar por ahí, en algún rincón donde se es perseguido por jaurias de perros salvajes o agredido por un grupo de linyeras caníbales o una patota de travestis mutantes.
- No ser unos de esos postecitos de esquinas ampliadas que son chocados indiscriminadamente por algunos conductores desaprensivos e inexpertos.
- No ser lombriz y ser encarnado en un anzuelo. Que asquete, que impresion. Lo peor es que cuando la ensartas, por el otro lado le sale la caquita, ese barrito intestinal que tiene adentro, no se, me parecio. Es asquerosito. ¡Pobre Infeliz!
Por todo esto… ¡Gracias, Fortuna! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!!! De todas maneras, jamás te perdonaré el tema este de mis cejas, mi nariz y mis ojos.
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