Bueno, bueno, bueno, rapidiiiito, rapidito y con deja vu retrospectivo y todo. Como visita de medico vengo a plantear someramente cierta realidad que se asemeja mas a una tortura china con astillas bajo la uña que un par de daiquiris y una señorita hawaiana semidesnuda en la playa.
¿Donde quedaron las vacaciones? O sea, cuando uno es padre, puede soportar medianamente que la bella y casi diabólica criatura parida por la dulce y tierna fémina que hemos elegido para procrear y dar a luz al nuestro inmediato sucesor, se trepe a la cama donde uno disfruta del arrebato casi maternal producto de las voraces garras de Morfeo.
Puede uno inclusive soportar los gritos, los sacudones, las orejeadas y hasta los sopapos que intentan traernos a la realidad. Pero de ahí a ser torturados con el divino arte de vestir al niño para la escuela y enllenarlos de baratijas estudiantiles, ya se transforma levemente y casi de forma imperceptible, en una verdadera pesadilla casi kafkiana.
Y ojo, que no lo digo por hoy, porque para ser sincero, estamos al 25 de Febrero y no quedan mas que un moco y dos pañuelos para el inicio del ciclo lectivo, pero de ahí a que sea Diciembre del año pasado ahí la cosa se viene medio escabrosa. O sea, que tu hija te pregunte en vísperas de Navidad “¿Papa, sabes que es lo que mas me gusta del inicio de clases?” cuando en realidad debería estar pensando en Papa Noel, Los Reyes o la colonia de vacaciones y sus sanas virtudes deportivas se torna indefectiblemente en una pequeña guerra psicológica.
Claro, mi respuesta a tal pregunta fue un desconcertado “No, ni idea. ¿reencontrarte con tus compañeras quizás?” en una especie de tabeada hacia el acierto. Claro, mi desconocimiento en intereses de los educandos altamente influenciados por el arte del saber es notorio y ha sido casi siempre el motivo de los reclamos maternales ante la falta de tacto y atención en estos casos. Nada que ver. Nada mas alejado de la verdad. La respuesta no se hizo esperar y salta con “¡No, papa! ¡Lo que mas me gusta es ir a comprar la lista de útiles!”.
Sincerémonos. No conforme con ser un arma mediática de ataque psicológico de lapso prolongado y activación temprana (para ser preciso a partir del 10 de Diciembre de cada año), ataca también la parte sensible de la realidad financiera con especulaciones anticipadas sobre una posible lista de útiles escolares a ser adquirida y cuyos valores deben ser “recalculados” a fecha futura teniendo en cuenta los índices inflacionarios y otras yerbas de la economía casera, que para ser sincero esta mas golpeada que mujer musulmana infiel.
Pero como si esto fuera poco y en complot con la inocente infantilidad, el mundo económico de la goma de borrar, la voligoma, los cuadernos Rivadavia y los delantales se junta a pregonar las ofertas desde, ponele, el 15 de Enero de cada año, perturbándote, cansándote, atropellándote lo que teóricamente debe ser un descanso, un relax, un alto al fuego educativo y sus balas de conocimientos con sus efectos secundarios como sus gastos y compras.
¿Que clase de mente enferma y maquiavélica se esconde detrás de todo esto? ¿porque ese atropello sin piedad a nuestro merecido descanso? Eso sin mencionar que incluso a pesar de la licencia psiquiátrica que me ha conferido mi trabajo, el daño sigue siendo severo y mira, que ya no respondo por lo que pase.
Seguramente habrá algún padre desalmado, despiadado, un sádico tutor de esos que se las pasan diciendo todas las vacaciones “¡La verdad no veo la hora de que comiencen las clases!” que se ha sumado a esta actitud bochornosa, desalmada contra la sana rutina vacacional de los niños y sobre todos, nosotros, sus padres, haciéndonos recuerdo de los madrugones, los deberes matemáticos, el accionar salvaje de los matones del patio de recreo y todas esas pestes.
En fin, pateamiento, sometimiento, padecimiento y aplicamiento de “técnica del fosforito” en la mollera a toda esa corporación perturbadora de la paz social de nosotros, los padres torturados por este flagelo YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario