Bueno. ¡Ya está! ¡se acabó!. ¡Apaga la luz! ¡A mear y a acostarse, que las visitas quieren irse! ¡El ultimo que saque la basura! ¡ah! ¿no querés sacar la basura? ¡De castigo, sopa!. Lo que hasta hace unos días pensaba que era la vida, un mundo lleno de esperanzas abrumadoras con olorcito a pan recién salido del horno, se ha transformado en el apocalipsis. Si algo le faltaba al planeta para ser un lugar mas espantoso, lleno de miseria, dolor, penurias, sufrimientos y desdicha, era esto.
Nuevamente, ese atado de repugnantes hombrecitos sabelotodo, enfundados en sus delantales blancos, con anteojos pegados con cinta adhesiva y jugando con pipetas de laboratorio, se han encargado de destruir el sueño de toda una generación. El orgullo de la ciencia ficción hecha añicos por un par de estudiantes de las matemáticas modernas. Se han encargado,de la manera mas insensible y despiadada, de quebrantar los limites de la imaginación, que para ser honesto, es una virtud de la cuales muy pocos disfrutamos hoy en día.
Que no exista la inflación es una cosa. Pero de ahí a quebrantar la mítica poderosa que ha hecho del Triangulo de las Bermudas, el lugar mas temido por los marinos, los navegantes, algunos escritores y directores de cine, es una sopapo a la dignidad humana.
No mas cracken. No mas ovnis. No mas fuerza sobre natural, ni grandes remolinos tragándose cruceros de batalla hasta las profundidades mas oscuras del océano. No mas nieblas desaparecedoras de aviones. Adiós misterios del Vuelo 19, el Uss Cyclops y el Star Tiger. No mas vientos, rayos, tormentas y situaciones terroríficas. No mas gritos ensordecedores de azafatas. No mas pedidos de auxilio vía telégrafo. Vimos desaparecer navíos, aviones de combate, de pasajeros, lanchas, submarinos. Ha sido la inspiración de grandes escritores. ¿Y ahora? No. Te la largan sin anestesia. La culpa la tiene el gas metano. O sea. Un pedo. Digo, lo mas parecido. Un gas que sale del fondo marino hace inestable, no solo la superficie marina sino el aire también. Un gas, loco. Un gas. La mediocridad de la ciencia hecha carne. Un pedo tirado por la madre tierra es la responsable de años, o mejor dicho, ¡décadas! de aventuras. ¿No había algo mejor para descubrir? ¿Algo mas osado, mas titánico, mas audaz, arrojado, intrépido, colosal, descomunal y meritorio del titulo de destructor masivo, que un simple gas? ¿A donde va a parar este mundo? ¿me queres decir?. Pero gas metano. Si hasta vos, vos y vos, lo pueden hacer. Y es verdad, aunque esto parezca poco sutil, cuando vos liberas el gas metano, la gente de alguna forma, desaparece del lugar. Es la excusa mas aberrante e insignificante para el mundo de la ciencia ficción. No sé. Me parece.
Además y reflexionando sobre el tema, se me presenta que tal vez no estaría mal que la sociedad científica intente una mejoría radical de su deducciones y afirmaciones. Pero ya que nos hemos resignado a todas estas miserias del alma y aceptamos que nos digan que es bueno y que es malo para uno, ¿no podemos aunque sea pedirles un poquitito más de esmero en su conclusiones? Dicho de otra manera, ya que pareciera que el contenido apesta, ¿no podemos tener el consuelo de una historia más colorida? Espero que esto no suene ofensivo, pero a veces, contemplados en grupo, parecen evadidos de la serie “El mundo de Beakman”. En serio, es increíble. Es mas, ya los veo mandando grandes buques cisternas hacia el Triangulo para verter millones y millones de litros de Factor A-G para terminar con este mal. En fin.
Y espero que algún día, también nos devuelvan las arenas movedizas, otra especie cinematográfica en extinción.
Entonces, digamos ¡Basta de Científicos destructores de nuestras burbujas personales! ¡¡Nunca Mas, Científicos! ¡Nunca Mas!
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