jueves, 20 de diciembre de 2007

Imagenes y Palabras


Los que fuimos niños alguna vez, olvidamos aquel momento. Y en la etapa que algunos llaman adultez, cercenamos a los mas chicos de aquellas libertades inocentes que ellos transforman dia a dia en energia pura y simple. Los niños tienen para mi energia curativa. Tienen el poder de sacarme de la realidad con solo apoyar sus pequeñas palmas en mi mejilla y dejarlas alli unos segundos. Si son minutos mejor. Con mo hjija funciona. Le digo, veni sacame la mufa y ella lo hace. Lo mejor esta en que ella posa sus redondos ojos negros directamente a los mios mientras los hace y se genera un lazo silencioso de paz y armonia. Quizas no lo entienda, pero darles ese "poder" los hace sentirse especiales y sencillos.

Por otro lado, hay niños que no cuentan con esas fantasias, que tiene otra mirada, una mirada triste y lejana. O quizas no es tristeza sino una infancia totalmente distinta a la tuya o a la mia. Sin los mimos ni la calidez de los padres, si ese contacto que calienta el alma. Es por eso que me gusta payasear con ellos, cargarlos, jugarles, cargosearlos para robarles aunque sea por unos instantes una sonrisa. Y en ese momento trasciende la imagen hacia lo eterno.

El mate lo es todo en el momento preciso. Reemplaza la vida misma. Pues en su nombre se da la comunion misma de almas que pueden ser gemelas o no, que pueden coincidir o no. Ese brebage lleno de misterios trae buenas ondas, charlas, anecdotas, o como en este caso, luego de un buen trekking, un simple descanso lleno de risas, bromas, cargadas, unas que otras quejas y sobre todo lo bueno que viene un descanso con un termo, agua caliente, algo de yerba y el bendito mate.

Estas son cosas que nos sostienen. El poder observar, el poder sentir, el poder disfrutar de cada segundo. ¿Te diste cuenta? Cada paso del segundero no es mas que una pequeña instantanea que queda estampada en el fondo del alma para cumplir quizas un fin determinado. Sostener nuestra existencia en la linea del tiempo y el espacio de la misma manera que nuestros pies soportan nuestro peso para llevarnos a donde quieramos, para movernos, para sorprendernos.

Vivimos de la apariencias, de las superficialidades asperas y quebradizas. No dejamos de pensar en nuestra imagen, me veo bien, me veo mal y buscamos a morir, aquel reflejo en el espejo que nos delate la imperfeccion de la perfeccion. Y aun asi seguimos sin vernos, sin saber quienes somos, sin sentirnos, sin conocernos. Viajar a nuestro interior cada vez se dificulta en nuestros dias que a medida que avanza el tiempo, se vuelve como un imposible. Que duro es conocerse a si mismo.

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