Como un gran artífice de la magia hogareña en este circo llamado sociedad, puedo afirmar que una de las materias que toda persona coherente con dos dedos de frente (yo uso los cinco para la mía, así que anda dándote cuenta de con quien estas hablando) es la que rige al Movimiento de la Sinceridad Salvaje, que introduce al ser humano mas incauto en el maravilloso arte de fingir cosas, situación que de a poco ha ido perdiendo terreno por culpa de mariconadas como no querer herir los sentimientos ajenos, claro y de paso, no ser herido uno mismo, físicamente.
La técnica del Gran Simulador es la que se aplicase por ejemplo cuando uno va por el mundo sin preocupaciones, inmerso en la propia burbuja personal de la felicidad callejera, viendo la gente pasar. También pudiera ser el otro extremo, con la cabeza llena de la basura rutinaria, los vencimientos, el laburo, los hijos, la esposa, los gastos, los zapatos, las carteras y el extenso resumen de la tarjeta de crédito que no da respiro.
Y de pronto, de rompe y raja, aparece esa persona encargada de romper, no solamente las bolas, sino también esa burbuja de amor u odio. Ese completo desconocido que nos saluda por nuestro nombre, o pero aun nuestro apodo de la escuela primaria y comienza a hablarnos sin parar dando jugosos detalles de nuestra vida casi olvidada, pareciendo que nos conoce hasta el talle de nuestras medias mientras uno no tiene la mas pálida idea de quien carajo es y que puesto ocupa dentro de los “extras” de nuestro film personal llamado vida.
Antes de empezar a temblar como una insignificante hojita seca, lo mejor es contraatacar con argumentos improbables. Usar la técnica del enemigo en su propia contra. Recordar anécdotas inventadas y lo mas extremas posibles tipo “¡Uh viejo! ¿Te acordas el día que nos emborrachamos con “petete” Pasarelli y salimos todos corriendo completamente EN BOLAS por la peatonal y lo patoteamos al PAPA NOEL de Fravega?Ja Ja Ja !!!. Recomendado elevar la voz, para que los transeúntes escuchen tal oprobio. El desconocido (para nosotros) ante la vergüenza de no recordar aquella historia y desconocer al “Petete” Pasarelli no se animara a discutir la veracidad del hecho lo que lo pondrá en huida.
Otra situación molesta que se esta poniendo de moda y requiere poseer aprobada la Maestría en Farsa Aplicada IV es la que vive uno cuando va a la casa de alguien y tiene, no uno, sino cuatro perros totalmente hinchapelotas, de esos anteriormente descriptos que no dejan de saltarnos encima, babearnos o llenarnos de pelos.
En esta ocasión y usando lo aprendido en La Ciencia del Teatro: Como Golpear Sin Ser Descubierto, lo mas recomendable es trenzarnos en una simulación de juego. Hacemos como que nos encantan los canes y nos ponemos a jugar arduamente con el animal. Durante el cuerpo a cuerpo con el asqueroso cuadrúpedo tendremos mas de una oportunidad para aplicarle cualquier acción correctiva u otros castigos, para enseñarle quien es el que realmente manda. El plus se obtiene si uno logra hacer enojar al animal, lo que dará la posibilidad gratificante de ver como el propio dueño es el encargado de azotarlo.
Demás esta decir que si esto no funciona, contemple la posibilidad de golpear, disimuladamente, claro para mantener el “training”, al mismo propietario por salame.
Por ultimo, una de las situación mas arriesgadas que merecen una buena actuación es cuando en una reunión social, cumpleaños, asado, fiestita infantil nos sorprenden en el baño del anfitrión usando su propio cepillo de dientes. Aquí se debe aplicar “La Teoría de Eva” comenzando por enumerar las diversas propiedades secretas que tiene el uso del cepillo ajeno, tentando a nuestro posible buchón para que pruebe y hacerlo participe de la situación, por lo que una vez logrado el objetivo, la vergüenza evitara que hable. Caso contrario, se deberá procurar la forma de silenciarlo.
Claro, si elige silenciarlo, lo mas recomendable seria deshacernos de las pruebas en un horno industrial, pero ese ya es otro temita.
Miren este increíble youtubazo que nos representa a diario, a mano del único hombre, bien bien hombre de esos “denserio”. ¡¡Calibren sus cerebros!!
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