jueves, 22 de diciembre de 2011

¡¡ Presentan Recurso de Amparo contra la Incivilidad !!!


tio_samSr. Director

Durante la cálida tarde de ayer, quien suscribe la presente, toma la decisión de hacer uso una vez mas del derecho como ciudadano de la Republica y opto dirigirme libremente hacia El Gran Monarca para solicitar mediante nota por escrita, firmada y lacrada, unas cuantas docenas de sanguchitos de miga de variados gustos.

La inocencia que me caracteriza mas la cuidada educación prusiana que he recibido en mi infancia, me ha hecho poseedor de valores, el respeto y la caballerosidad; aptitudes que hoy escasean en el común de la gente y jamás hubiera creído que una actividad normal, común y corriente para los adultos ciudadanos que habitan un país supuestamente en democracia, pudieran ocasionarme el problema que expondré mas abajo.

Optando por descender de las alturas de mi hogar, cuyo alquiler pago en tiempo y forma dando así cumplimentación a las obligaciones adquiridas como ciudadano de esta Republica, no logro dar cuatro pasos seguidos sin encontrarme sombrillitas y mesitas por todos lados para dar asiento a cuanta persona de dudosa actividad productiva, para no entrar en el improperio de llamarlo ocioso, se le ocurra apoyar la parte baja posterior de su cuerpo, impidiendo totalmente el paso por la vereda, siendo esta ultima parte del Espacio Publico. El Derecho de libre transito descripto en la Constitución Nacional ha sido totalmente violado. Cercenado. Ignorado.

Haciendo uso de mis facultades y estando dentro de mis derechos como un ciudadano ejemplar, presento inmediatamente un Recurso de Amparo para detener la proliferación indiscriminada, generadora de mirones, ociosos, bebedores y fumadores de bebidas frías o calientes y otros solidos comestible durante todo el día, sin que esto entorpezca el libre transito del peatón normal que se mueve para producir, para generar, para trabajar o simplemente para contribuir con el Estado Nacional pagando los impuestos. Cabe aclarar que para cumplimentar lo aquí expuesto, tuve que apersonarme a los Tribunales mas cercanos, ocasionando el desvió de mi ruta original.

Lamentablemente, Sr. Director, el calvario no termino ahí. Habiendo cambiado nuestro objetivo inicial, o sea el traslado de mi persona física hasta El Gran Monarca, pasadas las horas y quedando poca luz del día y luego de presentar otros tantos Recursos de Amparo por la mala atención, escasa y casi nula, recibida en Tribunales,para optar por desplazar mi figura física hacia Lamadrid y Belgrano circulando por esta ultima de sur a norte, circuito previsto a realizar en pleno ejercicio de los derechos y las facultades de peatón. Sin embargo, nos encontramos con algo insólito y verdaderamente molesto. El exceso de gente suelta o el No Peatón. Esos objetos molestantes que abundan en estos tiempos.

Ni lento ni perezoso, y aprovechando la cercanía con los Tribunales ( porque debo admitir con el respeto que se merece la Ley y la Justicia, la oferta judicial es mas grande y hay mas tribunales que ferias informales) y presente un amparo para que la gente no salga toda junta y que mediante la implementación de un sistema similar al de los vehículos cuya patentes cierto día no podían circular, propuse detalladamente su similar pero con finalización de documento, libreta, cedula o lo que tenga, siempre claro, dentro del ámbito legal. todo esto con el fin de evitar que ciudadanos en buena ley sean convertidos en rehenes del amontonamiento ocioso y fuera de actividad como esos grupitos de mocosos charlatanes, adolescentes ebrios, hippies vendedores de mascaritas, tuqueras y sandalias de cuero y otros sujetos.

Admito que la amarga sensación por el maltrato sufrido me obligo a presentar un par de recursos de amparo mas, uno contra un hippie, muy desagradable que se encontraba en la puerta de la Biblioteca Popular y cuyo hedor era bastante fuertecito, signos de un ahorro de agua demasiado extremo en su cuerpo. Y otro con un par de promotoras de curvas legales y apremiantes formaciones tentadoras que me encerraron, transformándome en un simple rehén del capricho comercial, cortándome el libre transito. Solo para darme un papelito de una bailanta.

Sin embargo, me encuentro con otra desagradable sorpresa, Sr. Director. El Oficial de Justicia que me atiende se niega a oficializar estos dos últimos amparos, diciendo (con una sonrisita muy poco profesional) “¡¡ehhhh, chabón pará..!!. Pregunto Sr. Director. ¿Qué clase de garantías podemos tener en un país donde uno no puede ser creativo con los amparos y donde el tipo no hace lo que yo le pido? Sin embargo, harto de dejarme pisotear, decido presentar un amparo contra el oficiante que no nos dejaba presentar amparos, cosa que lo confundió notablemente y, mientras iba a consultar con un superior, nos introdujimos en su oficinita haciendo uso de nuestro Derecho Constitucional de Tránsito por todo el Territorio de la República y confeccionamos unos cuantos amparos que luego decidimos hacer efectivos ante la Policía.

Vera, Sr. Director, el gran esfuerzo que debe hacer un buen ciudadano para sencillamente adquirir unas docenas de sanguches de miga. No forma parte de mis tareas habituales, ni es mi profesión presentar un amparo para que mi vecino del 12, cuyo nombre - María Teresa de Caucota – no  divulgare por un tema de privacidad personal, deje de hacer esas terribles costeletas de cerdo con ajo todos los domingos, sahumando mi tendedero y neutralizando el Aroma a Bebe de Vivere en mis prendas. ¡Y sin embargo debí utilizar medio día en su totalidad para redactar esta nota haciendo uso del único y verdadero bien no renovable que es el tiempo!. O un amparo para que los adolescentes del 5 dejen de emborracharse todas las malditas noches. O un recurso de amparo del 7 para que baje un poquito el volumen de su televisor cuando ve películas pornográficas. Etc. Etc.

Fíjese Sr. Director a los extremos que hemos llegado, por una docena de sanguches. Y esto sin tener en cuenta el amparo presentado contra las personas que se sienten afectadas como los ociosos, los dueños de los bares, los no peatones (o sea, los que están parados al pedo como poste), el oficial de justicia de tribunales, la vecina del 12, los del 5 y los del 7 quienes optaron por tomar represalias contra quien suscribe estas líneas; solicitando la restricción a todo ciudadano para que no se acerquen a mas de cinco metros a la redonda de mi persona física. Admito que esto me hace sentir algo solo y lejos del calor humano.

Rehén de esta despótica actitud incivil, me guardo un amparo firmado en blanco, por si las moscas, para que esta ciudad desaparezca mediante un ataque total de mediocridad. Pero, Sr. Director ¿hasta cuando, me quiere decir? ¿hasta cuando?

confiamos entonces en que la Argentina del futuro, sobre todo esta ciudad, el día de mañana en el que les toque vivir a nuestros nietos no tengan que sufrir estos abusos. Les dejo como herencia una resma de amparos en blanco para uso exclusivo de supervivencia.

Gracias.

No hay comentarios.: