jueves, 28 de abril de 2005

Pasillos de Hotel.


Me abrio la puerta de su habitacion. Manaña de primavera. La abrio sin dudar casi dormida. Parecia una sonambula fantasma en medio de aquellos sonidos ciudadanos de bocinas y autos, murmullos y palabras.
Abrio la puerta y sin decirme nada se dio media vuelta y camino hacia su cama destendida todavia tibia.
Camino desnuda mostrando su extraña piel palida, su cuerpo delgado, sus largas cabelleras.
El sol se dejaba ver entre las rendijas de una persiana americana gastada ya por el poder de los rayos ultravioleta, que de a poco fueron quemandola. El piso alfombrado se veia raro bajo sus hermosos pies descalzos.
Sentia como me latia el corazon avisandome de alguna manera que la adrenalina corria por las venas de mi cuerpo debido a todo ese conjunto de imagenes, una tras otra, cuadro a cuadro, segundo a segundo, minuto a minuto.
La segui hasta donde estaba ella y no pude contenerme de sentir su piel.
Recostada sobre la cama me miraba sin decir nada como esperando aquel abrazo que levanta el alma.
En aquel entonces no podia distinguir la diferencia entre el cielo y la tierra, entre las soledades y las multitudos.
Solo dos almas caminando por aquellos momentos de cuerpo, de alma, de roces complices y caricias brujas.
Fragmentos de sol penetrando las grietas de aquella persiana estirada.
Caderas bailando, muslos blancos, piel tersa y suave, cabellos con el mismo poder de la mirada de Medusa.
El aire calienta la sangre como un suave infierno de pechos vigias en medio de un caos de sabanas desorndenadas, almohadas testigos, sin palabras, sin cuentos, sin alas. Cuerpos de aluminio, vientre imantado. Como un tibio resguardo lo siento, lo escribo.
Quizas fue como una migaja entre dos hambres de almas errantes.
Que contradiccion aquellas palabras de Benedetti donde entre sombras y oscuridades se mueve un cuerpo desnudo que nos alumbra en los dias de desconsuelo, de apagones o noches sin lunas.
Como siempre el misterio y el enigmatico momento de miradas eternas y caricias dulzonas.
Momentos inflexibles de tiempos y espacios.
Pasillos.
Imagenes.

Olores.
Sabores.
Sonidos.
Todos conjugados en un solo y unico pasaje por este pasillo.

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