jueves, 1 de diciembre de 2005

Don Pedro y yo.


Mi espejo, algo empañado me mira sonriendo y me dice que no puedo ser vulgar, no esta en mi naturaleza. Me cuesta bastante y antes que decirte "Pero mira que pedazo de o#$o tenes ahi" prefiero decir (o sentir) "¡Que hermosa estas hoy!". Pero en la mayoria de los casos, parece ser esa la regla general que rige en este mundillo ante los avances contra el sexo opuesto. Esto requeria seguramente algo de reflexion y la mejor manera fue acudir a la heladera (nuevamente), sacar un pote de helado que habia quedado y acompañandolo con unas gotas de Jack Daniels transformar la fria masa blanca en una esplendida Don Pedro para luego tirarme en la hamaca paraguaya que fue obsequio de una amiga. La sutileza de la mirada clavada en la copa helada era mas poderosa que decir "Te voy a comer hasta reventar". Obviamente la mujer hoy en dia, prefiere el gorila haciendo que la risa sobre lo vulgar sea parte de la aceptacion, de lo simpatico, de lo agradable. Nunca me gustaron las lianas ni las pulgas de aquella vida animal. Mi poderoso instinto me dice que si sigo perdiendo tiempo en estupideces esta hermosa Copa helada se me va a derretir. ¡Que placer!"

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