miércoles, 8 de marzo de 2006

Existencialismo. El amor Propio(Parte VII)


Me quedo algo pendiente. De contar. De expresar. De decir. He dicho demasiado hoy. Pero no importa. Ni las paredes de estas pedorras oficinas me podran callar.
Soy conciente y totalmente seguro de que cada persona. Vos. Aquel. El. Ella. Yo. Todos.
Todos somo absolutamente bellos.
Por dentro.
Una hermosura propia y ajena escondida, tapada.
Y esa belleza existe sin la mas minima necesidad de que alguien nos lo tenga que decir.
Nuestra propia existencia es asi si tan solo lo pudieramos ver sin necesitar la mirada de aquel, de tal o de cual.
Es que caminamos tanto como ciegos, tratando de conformar, de ser aprobados, insertados, aceptados que a mas no poder nos transformamos solo en pequeños simios para la funcion de este circo criollo.
Observar.
Mirar.
¿Te diste cuenta? si pones en funcionamiento tus cinco sentidos atentamente, tu maldita cabeza peluda y transpirada deja de actuar como el enemigo intimo anulandose en el presente.
Una mujer tiene la belleza natural en su caminar, en su andar, en su esperar el futuro y añorar el pasado.
Un hombre tiene la belleza de su torpeza y su ingenuidad.
Efectos naturales.
Pura y exclusivamente naturales. Seguramente te das cuenta que ser natural es ser simplemente como uno es.
Sin la necesidad de actuar para poder entrar al circulo vicioso.
Simular. Actuar. Ser como ellos para no llorar.
Dejando alla, en algun rincon del cuarto oscuro, en penitencia y con el bonete de "burro" el unico e indiscutible amor propio. Abandonado por la presion psicologica de un mundo frio y hostil.
Una prueba de fuego.
Una hazaña.
Como decia un amigo, tengo tan alta la autoestima que cuando me veo al espejo tengo pensamientos sucios...
Mirate al espejo. Sonreite. Alli esta la frescura de vivir. De sentir, de ser.
Unicos. Simples.
La imagen de nuestro propio espejo, el unico que nos conoce, que nos cobija, que nos atiende, que nos proteje en toda la magnificencia de la totalidad.
Ser uno mismo.
Ser sin abandonar los principios de nuestras infancias, nuestras convicciones. Alejarlas de los simios y encerrar estos en las jaulas de la indiferencia.
Ser vos. Ser yo.

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