viernes, 31 de agosto de 2007

Manos anonimas y placeres capilares.


Ya lo dije y lo repito nuevamente. No hay placer mas grande en una peluqueria que el popular lavado de cabeza antes de pasar al frente para ser tijereteado. Es una atencion mas.
La piba que se encargo de esta taera ayer media mas o menos un metro cincuenta y cuatro con monedas. Al lado de mi metro noventa y ocho parecia mi llaverito. Me hizo entrar al lavadero de bochas, me sente, calze mi cuello en la bacha craneal y me relaje.
El estimulante correr del agua tibia conjuntamente con el suave masaje capilar que me proporcionaba la flaca me tentaron a dormirme.
Lograr un buen momento de relajacion, respirando suave dejandote llevar por ese espectacular paseo de sensaciones capilares no tiene nombre, no tiene precio.
Una verdadera maestra.
La contraparte de este momento rexona es abrir los ojos y ver la cantidad de cosas que se hacen las mujeres en la cabeza en pos de la "belleza".
¡Que lo pario! Las de los reflejos, mas parecidas al payaso de la pelicula de Sthepen King, IT, no pueden ser. Otras con esos secadores gigantes, o ruleros, o trapitos o cintitas.
Una verdadera jaula. Prometo fotos la proxima, de algunas de esas cabezas que sorprenden.

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