martes, 28 de abril de 2009

¡¡¡ Prüne, Blaqué, Ferraro y Sarkany se complotan para humillar la adiccion de una mujer !!!


zapatos_8 Lugar: Salta. Mes: Marzo Año: 2009 Hora 18:30 Día: Viernes Local: Mia Caro (Galería del Café Havanna fte. plaza)

Y allí estábamos mi querida, amada y "opsesiva" mujer, mi retoño y yo recorriendo las adoquinadas calles céntricas de la vecina ciudad en busca del regocijo turístico que esta ofrece y realizando, como lo dispone los deberes y las obligaciones sociales, alguna que otras diligencias de índole adquisitiva, cuando de repente, de golpe y porrazo (siempre me gusto esta frase), nos topamos con una de esas galerías que hay por allí.

Sepan disculpar mi distracción o mi falta de conocimiento al no poder reconocer, identificar, ubicar, llamar por su nombre a tal reducto infernal con tentación para mujeres amante del cristal llamado vidriera, pero lamentablemente no esta en mis venas y me tiraba mas la idea de ir a darles de comer a las malditas palomas de la plaza e intentar patearlas como diversión ante la presencia recriminante por tal ofensa al mundo animal por parte de mi hija. Pero mi sexto sentido bien desarrollado me advirtió, a modo sentido arácnido con un zumbido en el oído derecho, que debía acompañar a mi mujer para evitar posteriores situaciones complicadas familiares de rutina como el temita de "¡uy! ¡ay ay! vos nunca me acompañas " o "Claro, vos ni sabes que tengo o que me pongo" o la tan temida mutación de la frase antes mencionada (que como el virus de la influenza, muta para liquidar a su adversario) agregando el dardazo certero al corazón: " ¡Pero de otras si sabes con detalle que tienen puesto!

Es asi que paseando por allí y por aquí en una fiesta de maniquíes horribles estampados como inertes momias llenas de espejitos y otras baratijas, mi querida mujer se siente atrapada por lo que una de ellas (las vidrieras) exhibe como anzuelo.

Es asi que "dentra" al interior del adentro del local, de la misma manera que "dentra" una abeja a una panadería a deleitarse insaciablemente con los variados néctares de las cremas pasteleras y los dulces de leche. La nueva temporada estaba llegando y había que ponerse al día.

Las ansias de satisfacer sus necesidades de cuero plantar que adorne su andar la sumerge en una "opsesiva opservacion" de los distintos pares que se exhibían en la vidriera y que misteriosamente carecen de un papelito con el precio (cosa que generalmente los maridos "opservamos" mas que el modelo).

El proceso de "opservacion/contemplación" se asemeja a la de un sabio joyero italiano. Se para. Mira. Suspira. Se lleva la mano al mentón. Por un momento se deja ver un signo de poca aceptación al modelo en cuestión con un fruncido suave del ceño, endurece los labios subiendo el inferior sobre el superior en señal de un ¡mmmmm! mientras el silencio mortal espera su veredicto. La vendedora mira. Yo miro. Mi hija mira. Los tres miramos a ella mirar como el zapato la mira y ella sabe que nosotros la miramos como mira. Silencio.

Con la misma destreza de un sommelier francés, degusta con los cinco sentidos, el calzado allí expuesto. A la vista el color luce joven y llamativo, con ciertos tintes azulados que denota un gran trabajo de curtiembre. En nariz el cuero se presenta con aromas de campo, salvaje y agresivo pero a la vez domado, cortado y cocido. No quiero describir la parte del gusto, eso lo contare en otro momento, pero morder el zapato casi nos cuesta la expulsión.

Los minutos pasan. La hora se va. El único y verdadero bien no renovable es el tiempo. Y ahí estoy. En el ritual de la "cata" del calzado.

De pronto, el silencio es destruido con un certero movimiento de cabeza que afirma la negación. Que contrariedad. No era de su tipo, no había muchos en exhibición pero la sed de la suela y el taco no estaba satisfecha por lo que pregunta:

_ ¿Estos son los únicos? - Pregunta con una mirada casi decepcionada por la falta de material.

_ Si...Si.. es... es lo que me queda. ¡Estamos esperando el pedido de la nueva temporada.! - responde la vendedora tratando de enfriar la situación.

Pero el designio de los dioses del olimpo, los griegos, los persas y los egipcios en un festín de la burla inmediata, parecieran haber complotado para burlarse de tal cosa.

Un minuto y medio después de responder la vendedora, es que "dentra" un hombre de alta estatura, uniformado con pantalón de vestir, camisa blanca y corbata portando un par de pilas importantes de cajas recién descargadas del transporte.

Por atrás de el, otra vendedora lo sigue con otra pila de cajas derecho al deposito.

La palpitación comienza a subir en mi mujer, tambien suda frio, castañea los dientes, balbucea en arameo.

Me preocupo. Mi hija me mira con ojitos asustados clamando realizar una urgente extracción de la madre de ese local, antro de la perdición total y/o parcial.

Se siguen otras cajas. Mas, muchas, de todos tamaños y colores, entran al deposito y alli se quedan.

Mi mujer juguetea nerviosamente con los deditos de ambas manos mientras "opserva" la descarga de la nueva temporada en sus narices. Y ella sin poder ver.

La curiosidad la carcome. El cuero la llama. El taco aguja la puede. El color lila le pide su atención. Tiembla de la emoción y no puede evitar el emocionante momento digno de un niño situado temporalmente en un clásico 6 de enero a las 6:00 a.m.

_ ¿No se pueden ver los zapatos nuevos? - Pregunta inocentemente.

Inocencia e ilusión que la vendedora se encarga de destruir de la misma manera que un niño rompe la frágil pompa de jabón que tira el payaso en la peatonal Belgrano.

_ Mira ¿porque no te venís mañana? Ya lo vamos a tener marcado...

La desilusión se hace daga vuela directamente al centro motor y pensante de mi mujer que ante tal respuesta, se queda atónita e incrédula ante tal situación mientras las cajas de nueva mercadería siguen entrando una detrás de otras y al unísono parecieran exclamar en tono burlesco:

_ ¡Hoy no hay! ¡hoy no hay! Jajajajajajajajjajaja

Tuvo cierta negación en retirarse del lugar, por lo que mi hija y yo decidimos hacerle "caranchito" y retirarla de alli mientras ella, al mismo tiempo, insistía en voz baja:

_ ¿Puedo verlos? ¿si?... solo un ratito...una miradita ¿si? ¿una cajita nomás?... ¿eh?... ¿Si?....solo un poquito....¿dale?... ¿si?...¿eh?...¿ah?...¿uh?....

Medio Trapax después, estábamos de nuevo en Jujuy intentando rehacer nuestras felices vidas.

No hay comentarios.: