Y ahi estaba yo caminando por las gondolas de un super local procurando llevar el sustento semanal de proteínas, grasas, hidratos de carbono y uno que otros azucares para calmar a la mosca de mi hija cuando de pronto escuchole (si es que así se dice) a una mujer de avanzada edad discutir con otra de su misma categoría y peso.
Con ese encanto personal del que vengo haciendo gala desde, digamos y para ser sincero, segundo grado del Colegio del Salvador, acercome lentamente por detrás de la pirámide de latas de duraznos al natural en oferta para intentar "opservar" el suceso imperdible sin advertir que un pequeño e insolente crio venia corriendo en sentido norte - sur con un pequeño coche, quiero creer que de su hermanito inmediato menor y me arrolla a la altura de las costillas por lo que pierdo momentáneamente mi sutil encanto preescolar y pateo al mismo.
Con mi mirada.
Hubiera querido patearlo denserio, pero la madre estaba bastante llamativa por lo que retome la practica seductora aprendida en el Divino Redentor y esbozando una sonrisa levantando levemente mi risorio de santorini izquierdo y manteniendo fijo el derecho, logro "optener" una respuesta inmediata del individuo de mi misma especie pero del sexo contrario.
Pasado el buen momento, mi neurona mas asexuada y despierta, me alerta sobre la situación casi pugilística que se estaba desarrollando en los alrededores del sector limpieza por lo que procedo a dirigirme hacia un lugar privilegiado de "opservacion".
Camuflado entre los bidones de cera liquida y un par de escobillones multicolores, "opservo" la discusión.
Parada, con ceño fruncido, batón floreado, carterita en el lado interno del codo, de grandes lentes, un rulero y, según mi visión áspera y certera, algún diente postizo (si es que no es toda la dentadura), con un peso aproximado de 53 kilos y medio, la señora del rulero.
En la otra esquina y con mirada atenta, la dama pituca, mas empilchada, de jeans mas canchero y ropero actualizado, pelo oscuro, sonrisa malvada y voz grave de fumadora compulsiva adicta al póker de maquinitas del casino local, con un peso de 52 kilos y monedas, La Sra. Casino.
Trenzadas en una lucha sin cuartel, debaten sobre cual de las dos debería ser la verdadera poseedora del ultimo objeto fetiche metálico portador de la pócima mágica que exterminara al temible Aëdes Aegypti, insecto hoy perseguido por toda la humanidad al ser el señalado con la furia acusadora del dedo índice de la cupula de la sanidad mundial, como el transportador de la temible enfermedad llamada DENGUEEEEEEEE.
Y es que nadie sabe a ciencia cierta porque desaparecieron tooooooooooooodos los aerosoles de X.5 y otras marcas siendo este, la manzana de la discordia de un PAMI casi oprimido y desatendido.
Luego de un intenso piedra, papel y tijera, la "Sra.Casino" logra esquivar un par de carterazos directos a la mandíbula propinados por la "Sra. Rulero". Se puede "apvertir" que la Sra. CAsino tiene buen cintura para esquivar aquellos movimientos y "lopgra" apoderarse momentáneamente del preciado tesoro. El pomo de X.5. Pero la alegría no duraría mucho gracias a la rápida reacción de la Sra. Rulero que con un zurdazo increíble, mientras le grita "¡¡¡Yo lo vi primero!!! ¡¡Es mio!! y le estampa una bolsa de 500 grs. de chizitos en la boca.
Medio mortal y medio después por parte de la golpeada competidora y con la agilidad de un ninja asesino, esta logra asirse de un paquete de servilletas Plumex y unos sorbetes sobrantes del sector cotillón. Intenta entonces masticar fehacientemente algo de servilleta pero algo pasa. ¡Se atora! Mueve las manitos en señal de socorro. Es que el pasticho celulosico aparentemente humedecido y enredado en la vieja prótesis le impide respirar y ha quedado en un lugar cuasi incomodo dejándola sin el vital flujo gaseoso que todo ser humano necesita.
Es asíque la Sra. Rulero, en un vil movimiento arrebata el letal veneno para combatir al Aëdes de la mano de la ahogada y procede a intentar retirarse sin apiadarse de su oponente, desconociendo totalmente las reglas del Fair Play.
Apunto estaba yo de realizar mi apuesta con el repositor de gomitas Mogul, cuando un guardia del local, armado con gas pimienta y un extraño objeto fálico llamado cachiporra (creo que es eso) aplica un fuerte golpe detrás de las rodillas a la Sra. del Rulero, quien cae de rodillas adolorida hasta el alma. Por otro lado, el guarda lanza el temible aerosol a los ojos de la Sra. Casino y ambas son arrestadas por alborotadoras y practicas de actividades pugilísticas clandestinas.
Una vez mas, la tertulia del espectáculo mundano era ocupada justamente por mi persona para "opservar" como la paranoica presencia del Sr. Aëdes, hace colapsar las grandes masas humanas que huyen a los gritos de ¡¡Dengue!! ¡¡Dengue!! ¡¡O Dios!! ¡¡Moriremos todos como ratas!! mientras intentan hacerse de una pequeña latita con gas y veneno para sentirse mas seguros en su casita de papel donde fragilmente intentan refugiarse de esta cosa llamada ¡¡DENGUEEEEEE.!!
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