martes, 16 de noviembre de 2010

¿Es acaso la normalidad inversamente proporcional al indice inflacionario?


¿A donde fue a parar la gente normal? ¿Se exiliaron a Marte y no me avisaron?¿Acaso se hundieron como la Atlántida en los vastos mares del recuerdo y la anécdota tipo “¡Hijo, ¿sabes? hace mucho, mucho tiempo, había gente normal como vos y yo viviendo en un mundo normal!” y ahora han desparecido? Porque así como Haley Joel Osment veía gente muerta en “Sexto Sentido”, a donde sea que miro, yo veo gente anormal, no se, con problemitas particulares, gente medio medio turuleca.

Dejemos a un lado a los anormales mas notorios, como los locos del psiquiátricos, los criminales y algunos dementes. Descartemos asesinos, violadores, ladrones, motochorros o gente acusada de corruptos aunque muchos no lo están todavía y se mantienen en el anonimato. Gente famosa del medio artístico como actores, músicos o gente famosas en general que si no son bulímicos, le dan a la cirugía estética, al alcohol o a las drogas para inspirarse, desayunan ginebra con un salame picado grueso a las 7:30, o le dan a un coctel de fármacos para entrar en sintonía con la realidad y eso tampoco es muy normal que digamos.

Descartemos a los policías, la guardia urbana y algunos gendarmes, que generalmente se ve que están como sobrepasaditos de peso y eso tampoco es bueno, el colesterol y los triglicéridos no son normales, bueno en algunos si, pero no tanto, o mejor dicho, no te lo recomiendan. En el otro extremo, los fisicoculturistas, los instructores de gimnasio y los jugadores de rugby tienen su dosis de anormalidad. También esta la gente de divorcios escandalosos, los maridos infieles, las mujeres bomberos, los solterones alcohólicos, los amantes de motos BMW (porque parece que ahora es el re cool tener una moto bmw y toda moda es anormal) y los millonarios que por una cuestión de matemáticas debería ser considerada anormal. Descartemos a la gente pobre, que, pobre, no es culpa de ellos pero viven una vida medio desagradable. También la clase media, porque todos con los que hablo son de clase media pero te das cuenta que muy, muy de clase media no son, sino mas bien, clase media alta, porque tiene auto nuevo, vive de vacaciones por lo menos tres veces al año, dos mucamas, una niñera para cada hijo y eso no es para decir ¡Que bruta, que normal es esta familia!

Dentro del ambiente laboral también veo gente anormal. Y quizás en demasía. Con el paso del tiempo uno descubre  las manías como la de “amar a los arboles”, tomarse unas cuatro tazas de cafés solo en el medio día. El grado de psicosis ya sea por la limpieza o el desorden, los que no pueden dejar de ir al baño a cada rato, los que llegan tarde o los que son puntuales por lo que son serios candidatos a la anormalidad. Y ni hablar de los familiares, que ya la psicología moderna ha demostrado que son los culpables directos de nuestros problemas y que gente tan siniestra como ellos, no pueden ser normales.

Ni hablemos de los amigos o nuestras parejas que cuando los conoces, parecen normales como uno, pero a medida que transcurre el tiempo y los vas conociendo manifiestan algunos signos preocupantes de anormalidad, como por ejemplo, inundarte de cadenas de mail sobre lecciones de vida, sobre cuestiones divinas o pornográficas. O andar pintando avioncitos de juguetes, dejarse lamer la cara por el perro o besarlo en el hocico, o lo que es peor, tejerle un chaleco de lana. O sino los que arman un arsenal con armas de airsoft, los que bailan  salsa con camisolas rosadas y mangas avolantadas, los que le ponen escarpines al gato, o lo que es peor, los que tienen una tortuga. Las obsesivas de las carteras y los zapatos, las medias de nylon, los yogurcitos light, no se, que se yo, me parece re anormal.

Y cuando hablas de política, es como hablar de la religión también. Están los que aman al gobierno de turno y están los que lo odian. Mientras unos piden diez monumentos para Néstor, los otros piden que se muera un par de veces mas para sonreír. Están los que defienden las marchas, y los que no marchan. Los gremialistas y los que los odian, que a veces tienen ganas de hornearlos vivos, en fin, la gente esta desorientadisima, por no decir boluda (¡bueh! lo dije). Y tampoco la pavada del que te dice “¡No estoy de acuerdo pero los entiendo!” o “¡Lo que pasa es que hay que escuchar las dos campanas"!”, ¡ahí!, ¡bien al medio!, bien, bien promedio, tan justo que da asco. Estar en el centro también es anormal.

También están los abuelos, que detrás de su tierna imagen paciente, equilibrada y pacifica, esconden a un asesino serial de gallinas o patos que solían decapitar con sus propias manos para después dejarlos correr hasta que el cuerpecito del ave perdía los reflejos. O tu propio viejo que llevaba vivo el chancho de Navidad para descuartizarlo en el patio de la casa mientras el porcino chillaba como un condenado. Claro… .Y bueno, che, vivía en el campo.. ¡Pará, loco, pero vos te das cuenta de lo sanguinario que hay que ser para descuartizar un chancho! .Y bueno, qué te creés, que la costillita de cerdo viene así de fábrica. ¡Y no, loco, pero yo la compro así y eso es re normal! .Uh, qué maricón, si tuvieras que vivir en el campo te morirías de hambre.. ¡Y, por ahí sí, pero moriré normal!.

Y eso que todavía no mencione a los médicos (que ven sangre y granos), a los abogados (ven a los criminales, bueno o a otros abogados), los contadores (ven evasiones fiscales), los bancarios (que ven plata todo el día y eso para mi es re anormal, digo, ver plata), al diseñador de la contratapa del Tribuno, los fotógrafos (que son medio enfermitos, sobre todo los que hacen desnudos), los meteorólogos, ingenieros e hipnotizadores. Los serenos, los acomodadores de cine desocupados. A Don Yatiri (el único que tiene pacto con el diablo) o la maestra Paola, los que llevan la palabra de Dios puerta a puerta, los calvos, los canosos, las meretrices, los camioneros, los maestros de matemáticas, los futbolistas, los ginecólogos, los dueños de cyber, los funcionarios, los tipos disfrazados para eventos infantiles, los sicarios y los profesores de ballet.

En fin…¿Es acaso la normalidad inversamente proporcional a la inflación? ¿Donde están mis iguales?

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