El inicio de clases marca el final trágico, dramático y casi macabro de la paz mundial. O sea, de las vacaciones. Sobre todo cuando uno no ha salido de vacaciones. O si, pero no. Digo, cuando el termino “salir” simplemente es un somero abandono del escritorio, una ausencia parcial de la oficina, la desaparición corpórea de quien suscribe la presente ante la mirada atónita e inocente del productor medio que se anoticia con un “No, esta de licencia” y eso. Simplemente eso, siendo la pizca infame y casi inexistente, la mota de polvo atmosférico en el cosmos, el armado del pelopincho, su llenado y la inmersión total y/o parcial del cuerpo humano calcinado por los 40ºC . Además, claro de ser esclavo de la espumadera, la esponja y el detergente para lavar los platos, cocinar, limpiar y sobre todo, levantar a mi pequeño retoño y hacerle dar cuentas de que ya son las 12:00 y que la vida, para nosotros los adultos, se nos escurren de los dedos como granos de arena, algo que a para los niños pasa totalmente desapercibido.
Se me había ocurrido colocar esta foto…
Y abajo colocar la frase típica “De Regreso…” o “Abandonando el paraíso”. ¿Viste? Como todo buen turista que agarran sus blackberrys y todos esos aparatejos para mantener al comentariazgo al tanto de donde andan, que hacen, porque lo hacen. Además claro de mandarse la parte de que la están pasando bárbaro, algo que me parece horrorosamente mal (no que la pases mal, sino mandarte la parte), que te fue rebien y sos tan feliz y tan groso que ahora necesitas “regresar”. ¿A donde regresas? ¿A nuestro nivel, hijo de puta? Acá abajo te vamos a bajar esos dientes de dandi de una trompada. Aquí el pueblo obrero te va a aleccionar sobre esto. ¡¡Loco!! ¡¡Me hicieron calentar!!. Además no puedo poner esta foto, porque no me fui a ningún lado. Decir que me fui seria mentir. Y como chico católico ex Colegio El Salvador, no lo puedo hacer.
¡¡Ah si!! ¡¡para un poquito!! Si que fui a un par de lados. Primero al norte a prepara un asado pactado para 10 personas con asistencia de casi 40. Y también al Rancho de Tropa del 20 para cocinar y darle de comer a casi 200 pirañas Sub 16 y Sub 13. Pero esa es otra historia.
Retomando lo del inicio de clases, Si bien con el inicio se muere una etapa, nace también con ellas la acumulación de cosas. De baratijas. El intento de sacarle tinta a los viejos marcadores secos abandonados en diciembre del año que paso y acumulados de a docenas en cajones, estantes y el rincón que se te ocurra, se acompañan de el otro resto de basura escolar. Carpetas viejas, pomos de temperas secas, plasticolas duras, aserrín de gomas de borrar, restos de ellas por todos lados, clips, alfileres, papeles glasé a medio recortar se combinan en un armónico desastre hogareño con camisas chicas y medias huérfanas de sus siamesas hermanas extraviadas en algún agujero negro en el maligno universo del lavadero, zapatos chicos, jumpers descocidos, cortos… en fin. Un caótico estado lapidario del material escolar sobrante.
Pero la compensación de todo esto esta en la otra parte, en las corridas de la gente nuevamente, que sale del letargo vacacional y que una vez mas, les hace notar que son mortales, como vos, como yo. ¡¡Sufran mierda!! ¡¡Quédense dormidos!! ¡¡Que no les suene el despertador!! ¡¡Que se les corte la leche!! ¡¡Cómanse el embotellamiento de las 7.45 y el de las 12:30!! ¡¡Quemen sus bocinas!! Y en los estancos callejeros escucharte clamar “¡Qué calor! No, bárbaro el calor, mucho calor. Demasiado. Como me sofoco en esta cola. Y encima no avanzo mas”. Es mas, vamos a lo básico, a lo sencillo, a lo elemental…¡¡Encontra nafta si podes!! Viste como es eso de llevar a los chicos al colegio. Otra cosa que pensé es que _________________________________________ (poner algo aquí).
En fin, se acabo la joda, loco. Lo positivo de todo esto es que durante las vacaciones, aprendí a cocinar 50 pollos, 50 kg de papas doradas, 200 hamburguesas, 25 pizzas y una sarta de espaguetis, cosa que requiere un gran equilibrio emocional y psicológico para no entrar en pánico y encerrarse en el baño inmerso en un llanto espasmódico e infantil.
A todos: les deseo con fervor, con un fervor muy parecido a una advertencia llena de horror mal disimulado en los ojos, ¡ojalá disfruten todo, pero todo, pero todo todo todo todo todo TODO aquello que nunca quisieron disfrutar del inicio de clases y sus efectos secundarios! Me lo van a agradecer.
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