La Asociación de Lucha contra la Discriminación de los Espacialmente Disminuidos lanza su primer comunicado y algunas propuestas de tipo constructivo:
RECHAZAMOS las imputaciones injustas que se nos hacen acerca de nuestras dificultades para movernos en un entorno físico. No tenemos la culpa de que haya demasiadas cosas en todos lados y estas se caigan o se rompan o nos las llevemos por delante.
NO ACEPTAMOS que la solución a nuestras dificultades consistan en “tener cuidado”. Ya tenemos cuidado. Mucho cuidado. Más cuidado que todos ustedes juntos. En realidad, no tienen idea de las cosas que podrían llegar a pasar si no tuviéramos cuidado y hasta deberían estar agradecidos de que esas cosas no pasen.
CUESTIONAMOS una relación excesivamente armónica y pacífica con los objetos, que conllevaría una objetificación de nosotros mismos. Sugerimos que ellos en todo caso se humanicen (y traten de correrse, por ejemplo). Lo único que faltaba, que nos tengamos que poner al nivel de ellos.
Ponemos en el tapete los siguientes problemas:
El tema de las cosas que hay en el piso: El lugar de las cosas no es el piso. Las cosas tienen que estar en un estante, una mesa, una repisa. ¡De lo contrario estamos volviendo a le época de las cavernas, en la que no existían estantes, mesas ni répisas! Ni parte de arriba del televisor, por ejemplo. Y las camas con pata de hierro también deberían estar sobre algo, yo sé lo que te digo. Si hay algo en el piso, ese algo merece ser pisoteado, pateado o tropezado, casi como obligación moral. Es más, nos deberían dar un premio cada vez que tropezamos con algo, ya que estamos blanqueando la irregularidad de esta situación.
Propuesta: Cuadrilla de Recogedores. Una cuadrilla estatal compuesta por sordomudos que recorra casas y departamentos recogiendo las cosas que hay en el piso. El dinero para mantenerla podría provenir del ahorro que conlleva la no rotura (por pisoteo) de estos objetos, cálculo realizado y actualizado a diario por otra cuadrilla, en este caso de autistas eruditos tipo Rain Man.
El tema del Aceite: Parece mentira que a esta altura del siglo –me refiero al siglo XX, la altura del siglo XXI todavía es muy pequeña- continuemos usando aceite de ese que mancha la camisa de 200 mangos que te compraste recién. Ya es medio raro que tengamos que usar aceite y no que, en vez, la comida ya venga con un coso transgénico que haga brotar el aceite de adentro (de la comida). Ya hay eso, pero con la grasa, pero encima no te dejan comer grasa porque hace mal. Yo digo aceite, aceite que venga con la comida, de ser posible de oliva extra virgen. El caso es que no puede ser que haya capa de invisibilidad, inyección no inyectable, feriado en noviembre y no haya aceite inocuo.
Propuesta: Instauración del Nudismo Gastronómico. Obligación POR LEY de comer desnudo, siempre. Como mucho, una servilleta cubriendo los genitales, por si se te cae tuco caliente (recomiendo el uso de una segunda servilleta para limpiarse la boca). Por lo menos hasta que inventen el agua saborizada con gusto a aceite, para condimentar con eso.
El tema de los animalitos: Remite a lo de las cosas que hay (impropiamente) en el piso. Los animalitos de compañía, gatitos, perritos, ratoncitos, lagartitos, son una fuente inagotable de dejar cosas en el piso pasibles de ser pateadas o pisadas, como platitos de comida, cuenquitos de agua, juguetitos, cascabelitos, huesitos de plástico y el animalito propiamente dicho, que también vive en el piso. Hay que cambiarlo, por las razones antedichas. Eliminar a toooooodos los animalitos del mundo no sería recomendable (por un tema de logística), por lo que es necesaria una alternativa.
Propuesta: Nivelación Arquitectónica de Animalitos. Se propone la construcción OBLIGATORIA POR LEY en la totalidad de las viviendas del mundo de una serie de rampas, al nivel del ombligo humano, por poner una altura, para que nuestros animalitos (y eventualmente bebés que gatean –otro peligro) puedan trasladarse con comodidad, pero dentro de un campo de visión razonable. Las rampas mismas servirían para señalizar que allí hay algo, llamando la atención de los Espacialmente Disminuidos. Habrá quien considere que éstos ahora tendrán otro objeto que llevarse por delante. Bueno, bueno. Eso lo vemos después.
El tema de los objetos altos y finitos que se caen y vuelcan cosas: Botellas. Copas de cristal. Termos. Todos objetos diseñados de forma errónea. Cuando un recipiente debe llevar en su interior el Estado más artero y peligroso de todos, el líquido (el Estado gaseoso no jode no te podés tropezar o pisarlo), su estructura debe ser antisísmica. No se quién fue el GENIO que decidió que una botella debía ser oblonga, ni se entiende cuál es la utilidad o beneficio de semejante arquitectura diabólica. Las botellas deberían tener la forma de cajas de zapatos, o de bandejas de carne, cosas que no se caigan. Pero no, vistes, vamos a ver cuál es la forma más práctica de joderle la vida a la gente.
Propuesta: Plastilinización de los Recipientes de Líquido. Proponemos la creación de otra cuadrilla, puede ser de sordomudos, o de ciegos (total con el sentido del tacto se arreglan) pero sobre todo de abstemios, que vayan casa por casa poniéndole plastilina a la parte de abajo a las botellas, jarrones, vasos y termos, haciendo más difícil su vuelco. El dinero para sostener esta cuadrilla podría venir de un impuesto, multa o expropiación de las arcas de la gente que fabrica recipientes. Por hijos de puta.
El tema de que las cosas en el piso no se ven: Si Dios hubiera querido que las cosas estuvieran en el piso, no habría puesto nuestros ojos -los instrumentos por antonomasia para ver obstáculos- tan lejos del piso. Nos habría puesto ojos en los pies o en la rodilla, o en la papada, ponele, que si bien está lejos mira para abajo. Si los objetos en el piso, invisibles de por sí por lo menos hicieran ruido (nos referimos a antes de pisarlos) no se haría necesaria esta modificación en el diseño anatómico del humano.
Propuesta: Enanos corredores de cosas. Siendo una injertación quirúrgica de ojos en el pie aparentemente muy caro (mi cirujano de cabecera me pasó un prespuesto demencial), y la instalación de camaritas en los zapatos cuando menos riesgosa (quienes padecemos del síndrome estamos destinados a pisar nuestros propios pies y hacerlas añicos), propongo la organización de una cuadrilla de enanos que nos acompañen, revisando el piso y corriendo los objetos MAL PUESTOS en el mismo. El presupuesto de sueldos, uniforme (que sería muy barato, porque necesitan menos tela), logística, etc. puede recaudarse de los bolsillos de otras personas.
Y los bordes de cemento esos de las bicisendas propongo dinamitarlos porque son un peligro MORTAL, especialmente si venís medio copeteado.
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