jueves, 8 de marzo de 2012

¡¡ Rinden homenaje a la única mujer “denserio” en su día !!


lady_gaga_091310_300lady_carne_3 En mi despacho marmolado y sentado en mi gran sillón de marfil de elefante africano (traídos anónimamente por cazadores furtivos que trabajan para mi) apoyo mis pies descalzos sobre mi alfombra de piel de tigre de bengala que obtuve no de una manera licita y permitida por Greenpeace; observo por la ventana, la quietud de la playa ardiente y calcinada por el sol. La playa de estacionamiento. Una imagen inerte y densamente aburrida.

Desde este rincón ecléctico, rindo homenaje a la mujer mas, mas, mas pero mas hombre del mundo. No quiero entrar en discrepancias ni discusiones hogareñas e histéricas, terreno espinoso en el cual la mujer común se desenvuelve a gusto y placer como la mas venenosa de las víboras en su pantano, pero humildemente aconsejaría a ellas que siguiesen el ejemplo de Lady Gaga, su gran vestido carnívoro y de como usar unos buenos matambres.

Nada de un Zuhair Murad, un Dior, un Elie Saab, un Versace o un Gucci. Simplemente vestida con carne. Y carne en serio. Ni siquiera de carne magra, ni esas mariconadas de nenitas de mama, sino de carne bien bien carne, con sus grasas, sus nervios y de vaca entrenada. No es un vestido de pechuguitas de pollo, ni de milanesa de soja, ni de hojitas de lechugas con rodajas de tomate. Además ese detallito del “abujero” atrás para que se le vea el culo, demuestra que es una mujer de armas llevar. Y ni hablemos de la flor de parrillada que se debe haber mandado después con la indumentaria, que esa es la parte que mas me gusta, una parrillada con gusto a mina.

Claro que todo diseño siempre tiene su debilidad. No se, yo le habría agregado un toque, un algo, un detalle, quizás con algo de “chimichurri” si es posible.

Digan que ya me tienen medio comprometido la brasilera, la francesa y la saigonesa que sino me rajaba a encargarme personalmente del verdadero arte de salar carne para el asado, tarea en la que me desempeño vigorosamente con la simpleza de mis manos desnudas y mis filosas uñas desde que tenia 5 años. No hay nada mas placentero que quitarle lentamente el vestido a una dama, para dejarla pila y disfrutar de las carnes de la vaca. Y de ella. Bueno. De las dos.

En fin, un verdadero monumento a la verdadera femineidad y un verdadero ejemplo a seguir en el Día Internacional de la Mujer.

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