"Mira la cosa es así. Vamos a arrancar el 2010 con otras perspectivas. Quiero decir que ya me canse de verte todo el día en la pc, verte escribir pavadas personales poco importante, mirar videítos ridículos en Youtube o como carajo se llame esa cosa de porquería apto solo para ociosos, papanatear con el "bloc", el "feisbuc" y toda esa sarta virtual. Si queres seguir viviendo en esta casa vas a tener que escribir denserio, o sea quebrarte los dedos en una Remington de 1875, sin la ayuda de esas porquería de "cortar" y "pegar", con una buena cantidad de palabras, o sea escribir como hombre de verdad y algo realmente importante que por lo menos, a mi, me llame la atención", fue el mensaje claro y fuerte con la que mi cónyuge me advertía que debía improvisar inmediatamente unas vacaciones para relajarnos.
Claro, no dude en alzar mi hombría erudita y algo agreste para retrucarle que "aquí el único merecedor de una Remington es Steele, porque tiene temple de acero. Y nos vamos a las aguas termales de Caimancito quince dias. Y aquí se acaba la discusión".
El asunto la inquieto bastante así que pim, que pam, que esto y lo otro, un par de señaladas con el índice derecho, algunos momentos tensos de ceños fruncidos y otras señales visuales de enemistad, mi mujer menciona tres palabras: "Mi amor: Iquique".
No pude evitar lanzar una risotada bestial, llena de sarcasmo mezclada de pánico y le recordé que ahora estoy tomando esa pastillita para la hipertensión así que no estaba muy, muy en condiciones para hacerlo.
Seguimos negociando en Yala, un verdadero paisaje donde la flora abruma a la vista, aunque llueve mucho y algún rio capaz te lleva envuelto de piedras y barro. En Tumbaya, magnifico paraje puerta de la quebrada, patrimonio de la humanidad. Elevo la apuesta en Purmamarca, tierra del cerro de siete colores aunque yo solo pude contarles cinco. Susques, paradisiaco lugar puneño donde la llama te escupe sin previo aviso, Jama, donde se acaba mi seguridad personal, jurídica y legal para entregarme a las costumbres y leyes ajenas a mi crianza argenta (o zona de casi detención de mi cuñada atemporal por portación de nerviosismo migratorio). San Pedro de Atacama, un pueblucho fronterizo en medio de la nada donde se esconden los zurditos "shilenos" que escapan del sistema facho ahora electo. Calama, Tocopilla y lo que es peor, un gigantesco cartel que dice "Iquique" y a su lado "40 km". Esto me da la idea del rotundo y absoluto fracaso de mis negociaciones.
Me percato que no estoy solo en esta travesía y que me acompaña un amante del carnaval y una odiante del mismo. Mas atrás viene otra familia, de amigos, que vienen de La Pampa. (Un lugar relativamente lejos y donde básicamente no hay mucho para ver. Bah, hay pampa. O sea, nada. Y lo peor de todo que cuando llegas a algún lado, todo es igual. O sea, no hay nada. Bueno, si hay vizcachas, cuis, coypos y otras variedades de ratas que, claro, te la venden en escabeches. Ah, me olvidaba, tienen a Santa Rosa que es propietaria de esa tormenta famosa. Ah ah, y también tienen muchos molinos de vientos para contarlos durante el viaje, o vacas para insultarlas).
Durante la aproximación a Iquique puedo opservar con temor un cartel, colgado de un extenso alambre púa que reza "Zona Militar. No detenerse en los próximos 20 km", Luego este otro " Polígono de tiro aéreo. No detenerse". Me incomodo y empiezo a sudar mis manos. Trato de no entrar en pánico y tomo firme el volante. Y ahí va otro mas "No mire al costado. Siga derecho" y este ultimo que termina por subir mi presión, "Polígono de Tiro Aéreo. Si esplota un auto "al tiro", no se detenga huevon." Se me baja el azúcar, me siento algo confuso y mareado. De pronto, en el horizonte me parece ver una lata gigantesca de Coca-Cola. Rezo, siento estar inmerso en el cuento de Alicia en el País Trasandino y mis ojos no dan crédito a lo que ven. Las dimensiones de la lata me confunden, no se si estoy desvariando o estoy bajo el efecto de un poderosa droga alucinógena que mi mujer incorporo al mate cebado, pero la percepción es confusa. Es mas, la lata esta abierta. No puedo hablar. Me falta el aire. Para colmo mi hija me atormenta con "Día Especial" de “Chakira”. Pierdo el conocimiento y procedo a desvanecerme, sin el consentimiento de mi mujer, con el solo imaginarme que horrible bestia o tipo de morlock trasandino puede beber de tremenda lata.
Solo me cabe recordar que esto es solo el principio de algo que recién comienza y que dista mucho de terminar porque denserio recién empieza y ni las leyes de extradición me pueden salvar.
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