martes, 16 de octubre de 2007

Como reinsertar tu hijo en esta sociedad perdida


Luego de unas recurrentes copas de un buen Syrah "Fonde De Cave" y unas costillitas a la parrilla y en toda contraposicion a mi estado colesterolemico de acuerdo a lo observado por mi medico de cabecera, habiamos arrancado con la seccion recuerdos de antaño en una reunion informal entre amigos.
La noche se habia transformado en el clasico anecdotario donde uno comienza a desempolvar toda tierra acumulada en las neurona de la niñez, sus pormenores, sus causas y efectos y el tipico accion - reaccion.
Tras varias historias pudimos observar que el elemento mas usado para con nuestro fisico como metodo de contencion, de correccion, de estimulacion al buen comportamiento y presion psicologica por excelencia habia sido el popular y archiconocido elemento de cuero perforado con costura paralela al canto y elemento de metal o bronce llamado hebilla de unos 80 cms de largo aproximadamente y que era conocido como CINTO.
El que lo usaba era como el domador de circo. Se lo sacaba donde sea, lo chicoteaba contra el piso para dar a conocer su presencia, era como una especie de advertencia antes de ir al ballotage. Tengo clara la imagen de mi abuelo, en el comedor de casa, en un momento rexona de esos en los que era necesaria la persuacion. Se saco el cinto y lo revoleo por los aires. Pocos segundos despues su pantalon caia hasta los tobillos lo que produjo nuestras risotadas y su posterior erupcion llena de colera. Nunca te rias ni te burles de un mayor.
Mas alla estaban ubicadas las CHINELAS o CHANCLETA, que generalmente eran usadas por las madres, porque era asi, cada artefacto de castigo tenia sexo. Nuestra madre era la que revoleaba la chancleta (en el buen sentido de la palabra) pero gracias a la mala punteria que tenian debido a que los ejercicios de motricidad en educacion fisica en esa epoca eran casi nulas, solian terminar en cualquier lado, la figura paterna de nuestro hogar era el encargado de sacarse el cinto, doblarlo y estamparlo en nuestro culo sin duda alguna.
Era complejo. El lanzado de chancleta necesitaba cierta coordinacion, correr, detenerse, levantar el pie para sacarsela con la mano diestra, llevar atras el brazo y producir el lanzamiento. Pero algunas tias parecen que entrenaban en algun poligono domestico. Las madres nunca acertaban, pero las tias te las ponian justo justo donde te apuntaban.
La VARILLA era otra herramienta. Se trataba de una ramita la cual resultaba de alguna poda, media verde todavia que quedaba dando vueltas por el patio, en el jardin o la vereda y que uno solia verla al pedo. La saltabas o la tenias para romperle las bola al gato. O directamente la ignorabas pero en el momento adecuado era usado por tus progenitores o los progenitores de tus progenitores para acomodarte una surra de aquellas a la altura de las canillas o las piernas mediante un movimiento cortito que te dejaba ardiendo la zona.
El REBENQUE o el TRENZADO se trataba de un chicote de cuero, que generalmente se daba en casas de campo que no era particularmente mi caso, pero que cierta vez y traicionado por mi inocencia infantil, el objeto encebado que habia descubierto abandonado en una caballeriza del Regimiento de Infanteria que estaba a unos escasos metros de casa en una de esas incursiones con un par de amigos serviria a mi abuelo como elemento de castigo en oportuno momento al haber generado cierta desesperacion a mi madre por llegar a casa muy tarde y sin saber donde andaba yo.
Me estaba olvidando de la 45. No chicos, no es la automatica, en mi caso no era extrema la educacion. Me refiero a la popular bota o zapato que calzaba la persona que te propinaba aquel "puntano" en medio del ortis.
De pronto te transformabas en una bailarina sincronizada de esas que bailan en las piletas y que tienen memorizada la rutina. Uno bajo los efectos de la conciencia y la cagada que nos habiamos mandado, sabiamos la que se venia, entonces, llegar a casa y ver que tu viejo / abuelo / padrastro o lo que fuera se interponia entre vos y la puerta de casa hacia suponer que la patada estaba preparada. Entonces uno trataba de pasar rapidito y con la cadera hacia adelante arqueandote como las embarazadas con la idea absurda de amortiguar el patadon que te iban a propinar o, por uno de esos milagros, esquivarlos totalmente.
Recuerdo cierta vez a un primo mio haciendole un berriche de aquellos a su madre en el patio de casa de mi abuelo a la sombre de la parra. El mocoso estaba arrodillado en el piso como musulman rezando al aterdecer y dandose cabezazos contra el piso inmerso en un ataque de histeria porque le habian negado no recuerdo que cosa. Y la madre estaba algo loca pero no hacia nada.
Mi abuelo dijo entonces: "Pero la puta que lo pario mocoso de mierda ¿queres llorar? yo te voy a enseñar a llorar..." y le aplico el rigor de su zapato derecho en el tujes que lo hizo hacer una "tumba la olla" y santo remedio. "En mi casa el unico loco soy yo" cerro mi abuelo en aquel entonces.
El DIARIO o la REVISTA PARATI era otro elemento generalmente usado por las madres cuando uno solia traerles malas notas o mala conducta en el colegio.
El COSCORRON, el COCACHO, el CHIRLO, la CACHETADA es tan femenina como las toallitas con alas "Siempre Libre" pero que tenian algo de traicion y cobardismo sobre todo los dos primeros porque generalmente te los ligabas desde atras sin verlos venir, algo que no te daba tiempo para fruncir el ceño, cerrar los ojos, apretar los dientes y contener el aire en un momento clave y que era la tecnica de aguante por parte de uno. Los dos siguientes eran mas de machos, te daban una cachetada y ponias la otra mejilla para el ida y vuelta como la milanesa en pan rallado.
La ESCOBA era digna de una bruja. Tambien formaba parte de las armas usadas en nuestra epoca. El escobazo tenia tanto misticismo y sabor a añejo que yo se lo atribuyo a las tias abuelas. No se si era cosa de edad o no, pero siempre te las acentaban en la bocha las tias abuelas.
Estaban el MECHONAZO que te lo daba tu hermana mayor (o un hermano de dudosa reputacion). Lo mas de este metodo era aquel tiron que te hacia crugir las raices del cabello. Era una sensacion rejodida y las zonas sensibles rondaban la patilla, el remolino y tambien la zona de la nuca bien bien abajo.
Pellizcones, arañazos, irte a dormir sin cenar, dejarte sin un postre preciado por mandarte una guarangada, encerrarte en tu pieza distanciado de hermanos o amigos para "meditar" sobre tu accionar pandillero, criminal y poco sutil, limpiar toda la casa, lavar los platos, barrer el patio, cortar el cesped con tijera de podar o machete, mandarte a comprar algo en pleno capitulo de Robotech, no dejarte salir a jugar con tus amigos y quedarte mirando por las rendijas de la persiana de madera como un vil recluso de San Quintin y otras medidas mas eran las que tomaban nuestros ancestros como metodo de mejora de conducta.
Lo mas chistoso de todo esto es que en esa epoca la tasa de infantes y/o adolescentes con problemas psicologicos era casi minima, no porque no existieran, sino porque los padres, tutores o encargados se tomaban en serio el asunto y te hacian pasar de una zurra cualquiero problemita que tenias. No habia tiempo para tener problemas psicologicos. La cura estaba ahi a la vuelta de la esquina lista para ser aplicada.
Me van a decir que soy loco, rayado, bestia para algunos mas atrevidos, pero es discutible el tema de "un buen chirlo a tiempo arregla varios problemas".
Es una cuestion de conciencia, de reconocer cuales son los limites propios, el de los demas, hasta donde puedo llegar y el respeto al projimo.
Seamos sinceros con nosotros mismos y no nos transformemos en un recuerdo senil que se empeña en seguir diciendo que eramos santos inocentes y que no nos mereciamos aquella o tal reprimenda.
Hoy en dia agradezco notoriamente a quienes me "corrigieron" de la manera que lo hiciceron, porque sino no se que habria sido de mi pues jamas me he privado absolutamente de nada a la hora de cometer el crimen vecinal mas tortuoso en contra de la comunidad.
Yo tengo la cura.

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