Luego de la rutina diaria de natacion, Grido. Medio kilo. Crema Imperial que es la que le gusta a mi hija con menta granizada. La espontaneidad de la foto se refleja en la calidad. Celular en mano, simple y cortito con una noche estrellada y unos 28°C con uno que otro viento del norte. Luego de una rutina agotadora de hora y media por exceso propio y amor al liguido elemento, camina con ese buen humor infantil y gracioso.
La cosa llega luego, en casa, se sienta a hacerme compañia mientras preparo la cena. Como si de una camara lenta se tratara sus ojitos negros van cerrandose despacito, suave, lento, como hipnotizada mientras su cabecita reposa en sus brazos.
Asi se duerme. De cenar ni hablemos. Unos mimos, baño y a la cama con su coneja de peluche. Obviamente que en mi cama.
Dulces sueños.
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