Miles y miles de jóvenes, y no tan jóvenes, aspirantes al aerobismo sexual me escriben a diario. También hay algunas personas cuyo matrimonio a pasado lenta y desapercibidamente como el andar de un caracol en primavera, a las cuales el solo hecho de mencionar cosas como “Tulipán sabor a Frutillas” las deja boquiabiertas, sin habla y con ojos de sorpresa ante la existencia de este efímero objeto de látex, proveedor de múltiples y sabrosas fantasías.
Claro, que en un acto de arrojo y valentía, les contesto – cuando me llegan los $50 pesos que cobro por asesoramiento teórico/practico – que el aerobismo sexual no se trata sencillamente de tomarse un viagra o una “yumbrina con Coca”, y darle bomba como acostumbran la masa humana. No señor. Esto es cosas de aficionados. Para que vayan entendiendo un poco de que se trata todo esto, y que el aerobismo sexual no es para corazones débiles, les cuento algunos secretos que tuve que llevar a cabo para adquirir el conocimiento apto para la Maestría.-
-El descubrimiento de este objeto, por ejemplo, ocurrió por completa casualidad. La verdadera mentora, era una viejita indefensa, gimnasta griega en su adolescencia – lo de gimnasta - que vivía en mi cuadra y que lo estaba usando junto a su ventana. Ambos sentados, degustaban de un té canasta. Esto me permitió descubrir la calidad de su “secretito”, cierto día que controlaba la seguridad de mis vecinos con mis binoculares (debo admitir que la practica del voyeurismo social se me dio a temprana edad). Forzar la puerta de su casa con una barreta fue relativamente sencillo, pero enfrentarme a su rottweiler fue una de las pruebas más duras de mi vida. Gracias a que recordé una vieja historieta de Batman, logré meterle el codo en la boca y luego, abrazándolo con todas mis fuerzas contra mi cuerpo, ir torciendo el brazo hasta quebrarle el cuello.
Admito que abofetear a la anciana fue muy desagradable, pero es que la muy taimada se resistía a entregarme sus carnales secretos, donde lo había conseguido y que otras cosas existían para satisfacer y calmar mi sed de conocimientos. Una vez confesa la anciana, por las dudas, antes de irme le pegué unas cuantas bofetadas más, como advertencia.
El objeto en si era bastante real, tanto que hasta me asuste. Tuve que deshacerme de él poniéndolo en un colectivo con destino lejano ya que la viejecita rencorosa me había denunciado por lo que tuve que desaparecer un tiempo. Posteriormente compre unas cuatro chicas de la misma empresa pero la aflicción se apodero de mi, porque la viejecita no vino a la fiestita que organice a pesar de que la invité personalmente. En fin. Este ambiente es muy jodido.
-Este otro requirió de un trabajo más fino , porque para robarle esta magnífica creación a Inga (28 años, belga, 155 kg, 1.90, eso si, rubia y de ojos turquesas, atleta olímpica que se destacaba en lanzamiento de martillo y bala) me tuve que disfrazar de niño en edad escolar (delantal, gomina, moño uruguayo) y fingir que era un compañerito nuevo de su hijo Hansel, con quien compartí banco y adorne con unas galletitas Manón para que me invite a su casa a jugar. Una vez adentro y esquivando la vigilancia celosa de la Sra. Inga y el descuido televisivo de Hansel, me deslice sigilosamente como un ninja hasta los aposentos oscuros de la mujer para descubrir en un doble fondo del cajón de la mesa de luz, el articulo en cuestión. ¡Tendrían que haber visto mi carita inocente, estudiantil y casi virgen, al ser descubierto por los 155 kg de furia belga! “¡Que Ternurita!“ exclamo en su idioma natal (mi habilidad con los idiomas es algo que lo comentare en otro momento") y tomando el objeto me alecciono salvajemente dándome unas feroces practicas de “Spanking”, entre el frenesí lujurioso digno del Dios Eros y el deseo carnal de la casi humana rubia. El éxtasis la durmió como un oso salvaje y aprovechando el momento secuestre el objeto para su estudio posterior no sin antes someterme a severos baños de asiento con manzanilla, cedrón, yerba mate, pomelo rosado y otros ungüentos naturales para calmar el ardor de mis nalgas.
Meses después invite únicamente a Hansel a otra fiestita, donde en forma de venganza le aplicamos la devolución de la experiencia aporreándolo entre varios invitados.
-El robo de este objeto, y este, y este, no requirió tanto compromiso físico pero sí una gran inversión de dinero: viajar a USA para hacerme amigo del dueño de Private Inc. (un ex capo de la mafia rusa de ciento cincuenta kilos), invitarlo a comer, presentarle minas, en fin, todo para que me explique el truquito .porque hay un truquito – para el uso indoloro de cosas letalmente mortales. En cuanto me lo contó me dediqué a chafarle cosas sin piedad para experimentar con su cuerpo, el uso placentero de estas cosas. Pobre, debe pensar ¡uy! la verdad que cuando enseñe mis trucos, jamás pensé que se volverían en mi contra. qué raro.., ja, ja, ja, ja!!!
-Lo de este artículo no fue exactamente un robo. La talentosa joven que lo usaba me lo trajo por su propia voluntad, para que le dé mi opinión. Yo creo que debe estar bastante contenta, porque dicen que la practica del “Aerobismo Sexual” es la mejor forma de halago. Eso si, debo confesar que el talle no me era el adecuado y muy bien, bien que digamos no me quedaba, por lo que se lo devolví luego de sacrificar un par de cabras negras y entregarnos a una guerra de bombuchas con vaselinas y aceites perfumados.
- La mentora original del uso de estos artículos (no quiero decir su nombre para no perjudicarla laboralmente hablando) era una afamada enfermera, categoría peso pesado que ejercía, en aquel entonces en un geriátrico de las cercanías y al cual tuve acceso. No quiero mencionar que ella se ha entregado a las garras del alcoholismo. Y lograrlo – es decir, entregarla a las garras del alcoholismo - me llevo un arduo trabajo, fino, siniestro, dedicado, desde adentrarme en su familia, tejer una red de intrigas, chantajear, falsificar fotos y firmas para destruir su matrimonio y envenenar lentamente su salvaje mascota que consistía en un gato siamés malcriado y hediondo, hasta ponerle gotita de ginebra en su café hasta lograr mi cometido. Que claro, era adquirir el conocimiento maestro.
La experiencia no fue una de mis mejores, pero pude controlar a la mujer convenciéndola de que desistiera de su accionar y que todo era parte de una alucinación alcohólica y que debía mantenerse alejada de todos los productos dañinos como la chata, el papagayo y las enemas.
- Este otro objeto fue fruto de la madre casualidad: Sucede que luego de una mudanza a un espacio mas amplio, mi partenaire no tuvo mejor idea que comprar uno de estos. Luego de una suculenta cena con mariscos regados por unas buena bebidas, tirarnos beodos en el fue una opción. Opción que nos llevo a la practica de un kamasutra descontrolado. Claro, al otro día de la jugarreta, las contracturas eran insufriblemente dolorosas por lo que recomiendo (siempre una vez experimentado) poseer un buen estado físico, una elongación adolescente y la fuerza de mil búfalos apaches para enfrentar el uso de este material, pero dejarlo pasar seria el octavo pecado capital.
- Y al final, este, este y este artículo ; los descubrí gracias a un maestro repostero finlandés que mantenía ciertos vicios con su profesión y de vez en cuando usaba a algunos de sus aprendices como conejillos de indas para sus diversas practicas non sanctas. Recuerdo aquella vez, en un convento italiano, cuando fue invitado preparar un banquete para el Obispo, haber recortado un colchón de dulce de batata para sorprender a unas cuantas hermanitas candentes de dulces deseos y jugar con ellas al “dulce con queso” mientras a unos monaguillos inocentones los impregnaba en miel antes de lamerlos. ¡puaj! Con solo recordar es momento empalagoso, me comienzo a descomponer. Pero es así, no me gusta nada pero es el precio que el Maestro del Aerobismo sexual tuvo que pagar para abrazar el éxito.
En fin, la Maestría en esta ciencia requiere de temple de acero y no como algunos actores, que preguntan, preguntan y después andan borrando mis enseñanzas sinceras e interesadas.
Pongo a disposición de mis futuros aprendices, ésta y otras técnicas, incluidos chantaje, envenenamiento, robo, disfraz y relaciones públicas, en un seminario que voy a estar dando en diciembre. Los interesados tienen que traer (además de la platita) algún objeto que consideren de lo mejorcito que hayan tenido. Es nada más que para mostrarles cómo se hace.
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