Cuando digo que la gente de corta estatura tienen características eternamente hinchapelotas, idiotas, maleducados, cascarrabias, histéricos, nerviosos y agrandados (psicológicamente hablando), mi mujer siempre me retruca con el típico: "¡Bueno che para! ¿porque lo decís? ¿como sabes? Justificame tu ponencia". Bueno, tampoco lo hace de una manera catedrática sino mas bien hogareña y en tono de discusión lo que me perturba enormemente y me obliga a invocar a los dioses del conocimiento.
Es así que la mano bondadosa de la Gran Universidad de Estudios Científicos Sobre Temas Irrelevantes que Desvelan la Humanidad, nuevamente revela esto.
Entonces me baño, me sumerjo, hago el salto de Flipper, dos mortales y medio y una plancha (digna de una dulce y tierna jubilada) en la aguas cristalinas del triunfo mediático que, nuevamente, me da la razón.
Ser alto es un premio de distinción. Es como una mega producción de la creación. Es un trofeo heredado por la obra y gracia de nuestro Señor. La abundancia de la genética que no tiene reparos en "poner toda la carne en el asador" y proceder a la desmitificación del dicho "Lo bueno viene en envase chico" que no es mas que una afirmación inventada por la Asociación de Personas de Corta Estatura para justificar la poca distancia que existe desde el piso hasta su remolino capilar.
No es por nada, ¿eh? pero a la hora de la creación y bajo una salvaje crisis financiera, la mano mística del Todopoderoso Omnipresente se vio obligado a reducir la materia prima para la fabricación de hombres, bien, bien hombres e hizo lo que pudo con un poco de carne, algunos órganos, un cacho de piel (escasos claro esta)y uno que otro hueso mezquinando centímetros de sano crecimiento al ser humano bajo y dejándolo allá abajo, cerca de la plebe, donde los comunes caminan juntos todos tomados de la manos.
La misma sociedad reconoce a los grandes héroes con gigantes estatuas, sino miren a un Lincoln enorme sentando mirando la piscina reflectante, San Martin, Belgrano, Stalin, Saddam Hussein y.... bueno, a este último, lo descontemos, ya sabemos como termino, pero en fin. La grandeza esculpida en grandes dimensiones de acero o mármol italiano. Por el contrario, las personas de baja estatura suelen ser modelos para adornar el jardín, para un equeco o algo similar.
La lucha armada, el desenvolvimiento social y las relaciones personales en el mundo entero, invocan a la “altura” como la máxima expresión de respeto y caballerosidad, siendo la “bajeza” el cuco, la lacra, la traición, el engaño y algunos otros pecadillos infernales. Hasta las grandes corporaciones mundiales denominan su monopólicas infraestructuras comerciales como “Alto Noa”, “Alto Palermo”, “Alto esto o Alto lo otro” mientras bajo es usado, no se para identificar algo inferior, ponele Bajo El Puente.
Es de destacar la importante función social que cumple el alto, pues a menudo la masa recurre a ellos para cambiar los focos sin escaleras, bajar de algún estante superior un objeto determinado, sacar una tela de araña de alguna esquina, tomar y entregar la lata de arvejas en oferta, de la parte superior de la góndola de supermercado a una débil anciana o bajar limones sin necesidad de ganchos y otros objetos raros en la casa de las suegras. Todo al alcance de las manos.
El "petiso", por el contrario, es como un jején, un mosquito, que te zumba, te pica, tiene ponzoña, te vuelve loco, molesta, va, viene, de mal humor. Es un niñito adulto. Hay que tenerlo en cuenta para no pisarlo, no patearlo ni golpearlo. Se infla como erizo de mar para "ganar centímetros".
En definitiva, la razón nuevamente esta de mi lado, es un premio, que rinde, la distinción. Bueno, la parte del dinero, esta como medio floja, no importa, son detalles fácilmente solucionable, no se, con un robo a un banco, una salidera bancaria o algo así, pero dejemos eso para mas adelante.
La naturaleza se nos revela de manera insospechada acumulando la abundancia de adjetivaciones benévolas en hombres bien, bien hombres y por otro lado la escasez de ellos en otros humanos haciendo de sus vidas un oscuro camino vil y desigual que deberán padecer por el resto de sus días.
Me despido entonces gozando de los grandes privilegios obtenidos sin querer, a disfrutar de mi merecido fin de semana mientras la Historia Mundial me escolta a mi derecha, afirmado nuestras grandes y extensas virtudes sociales.
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