jueves, 2 de junio de 2005

Cuento del camino de la soledad y las soledades que acompañan.


Bueno.
Aqui estamos. Asi de simple llegamos.
Si andando, andando. Caminando, serpenteando aunque dejemos solo ese termino para las "viboras" (segun un viejo dicho de abolengo cuando se dice vibora, vos, mujer debes agarrarte la teta izquierda para romper la maldad que esconde el termino reptil pues la mala suertese esconde en sus sombras. "Vibora". "Vibora". "Vibora". Y si... te imagine por unos instantes haciendolo frente a la Pc mientras lees esto).
Una curiosidad de los caminos es que nos pone en un escenario que a veces no vemos. Simplemente irresistible mientras los pensamientos no pueden tomar asiento a descansar o simplemente a dejarse llevar por ese colectivo imaginario que es el resultado del andar.
Alguna vez vi a mi madre caminando por la calle con la mirada clavada en aquellas baldosas sueltas de unas viejas veredas ancianas de tiempo que al mismo tiempo cobijaba dejado de ellas, unas pocas de aguas esperando saltar como un tigre al acecho al pantalon descuidado de algun pasajero de ese dia.
Intente hacerla reaccionar. Quise despertarla. Me produjo cierta tristeza pues me di cuenta que en su interior algo habia perdido, se estaba perdiendo de algo. Un poco cabizbaja el alma, un poco descorazonada. Digamos. Cansada de andar por estos caminos.
Volviendo al post anterior sobre la observacion pude observar (valga la redundancias redundantes) como observando uno puede cambiar de alguna manera el trayecto de su camino.
Estuve ahi arriba mirando desde lo alto, entre nubes y montañas para solo darme cuenta que todos estamos de paso por este caminito ondulado. Viajando bajo el sol ligero de equipaje como si fuera que andar con poco es menos doloroso a la hora de la partida.
Escuche por algun post tambien en no se que weblog, que se habla de soledades incomprendidas sin darnos cuentas que la soledad no es mas que el reflejo del espejo de nuestra propia alma. ¿Que sera, que sera? de esos pequeños momentos como las piedras que pateamos a diario sin darnos cuenta de la belleza que esconde debajo de ella.
Camine, camino, ¿caminare? Si, subire, bajare, trepare o quizas me arrastrare, pero por mas esfuerzo que haga en los campos de la soledad, jamas estare solo, pues seria demasiado cruel con las bondades divinas que a mi alrededor desplegan su majestusidad irreverente como las cimas de aquellas montañas duras y agresivas, o las delicadas ondonadas de algodones blancos que se encargan de ocultar los valles de viejos senderos incas.

Y si, es igual a todo el juego, solo estamos de paso por este camino. Puede que nos encontremos otro peregrino de sandalias cansadas y talones agrietados por la sequedad de la puna pero humedecidos con las gota del espiritu.
Nos encontramos y tambien nos desencontramos. Nos cruzamos para sentarnos a la orilla y detener alli el tiempo y el espacio por algunos minutos mientras nos compartimos unos mates adornadas con algunas palabras, una que otra mirada, acercandonos en una fraccion de este tiempo para entender lo vivido en 32 o 34 años. Una puerta que se abre.
Y asi como vino, se fue. Y segui caminando. Estar solo no es lo mismo que soledad. se que a veces sentis que en aquellas reuniones de risas y copas de cristal, nada te llena mas que salir de aquel circo criollo juntarte con la luna o a codearte con el rocio de la madrugada. Eso es soledad.
Camino.
Peregrino.
Andando.
Solitariamente acompañado.
¿Que mas? No hay mas. ¿O hay mucho mas? Claro Me acorde de mi hermana con su calendario maya diciendome que uno de mis simbolos que rigen mi andar es el Viento, que voy, que vengo, que arraso como acaricio, que puedo destruir la tierra misma de la misma manera que la puedo amar. ¿Dualidad? (me rio solo en esta oficina y prefiero tocarlo asi entre parentesis que poner el zoquete "jajajajaja" aunque ya lo puse ¿ves?)(Suspiro). Y asi entiendo mis caminos con todas sus bondades. Las hermosas y las horribles. Por decir lo que pienso sin pensar lo que digo mas de un beso me dieron en estas alturas como asi tambien mis porrazos me lleve.

Quizas hacerse al lado del sendero, a sentarse y tomar un trago de aquella bebida espirituosa que acompaña a las bondades de una grapa casera. Una mirada en el horizonte o algun silbido distante de otra alma solitaria comunicandose con la naturaleza, con lo salvaje, con lo mistico, con lo sobrenatural.

Aquellos caminos. Me voy a seguir soplando por ahi mi vida con la certeza de que en algun momento nuestros caminos se cruzaran de nuevo, solo para disfrutar nuevamente ese minuto sincero de caminantes.

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