Maravillado había quedado aquella vez que vi la premiada obra maestra de Alfred Uhry en el cine.
“Conduciendo a Miss Daisy” me había impactado por las actuaciones de los dos personajes principales, con algunos puntos medio tenues, pero pasajeros con esos típicos aires cómico dramáticos.
La educación y aquel respeto instaurado en el bólido pulcramente cuidado y conducido por el Sr. Freeman eran el símbolo que durante parte importante del desarrollo de la película, se había transformado en una especie de habitáculo confesionario donde la Sra.. Daisy Werthan encontraba lo que necesitaba.
Pero volviendo a la mezquina e impiadosa realidad que nada tiene que ver con las grandes creaciones cinematográficas , sino mas bien todo lo contrario, digamos una bizarra producción de escasos recursos que funde “El regreso de los muertos vivos”, “Spawn”, “Doom” y todo esto mezclado con “El Bueno, El Malo y el Feo”; me ha tocado convivir momentáneamente con “un remisero”.
Claro, mi acostumbrada rutina me lleva a recorrer mis clásicos 29 Km diarios para llegar a mi trabajo subido en el vehículo de la empresa.
Por motivos de civilidad, obligaciones y deberes constitucionales, tuve que quedarme retrasado en la ciudad optando por volver mas tarde en remis.
Resulta ser que este”Primigenio” conductor juntaba todos los requisitos para ser sometido, no se, supongamos, y siendo algo piadoso, a la inyección letal. Había pensando en la cadena perpetua, pero luego de escucharlo arrastrar sus mucosidades desde las fosas nasales hasta la cavidad bucal, reorganizar los espesos líquidos en su boca con ayuda de la lengua y ver a este personaje, esputarlos por la ventana con el mismo salvajismo con que un guanaco lo hace para defenderse, que se yo, unas treinta y siete veces y media (porque uno se lo trago, estoy casi seguro) me arrepentí totalmente de ser bondadoso dejando de lado cualquier signo de amnistía, indulto o exoneración.
No quiero entrar en el falso cinismo de decir que nunca hice tal cosa, pero esto fue con premeditación y alevosía.
Como si este expectorante espectáculo, digno de una publicidad de Pulmosan fuera poco, minutos después y para sorpresa mía, procede a la extracción de una pinza de depilar, herramienta que sinceramente yo creía de uso femenino, y comenzó a tirarse algunas imperfecciones faciales. No quise investigar si eran pelos, alguna malformación causada por acné o algo así.
Imposible de ocultar cierta sonrisa, indiscutiblemente con sorna de mi parte, la parafernalia se completa con música selecta. Para este caso, el Dj nos trae “Los caminos de la Vida” interpretado por el flamante grupo “Los Diablitos del Vallenato”. Claro, mi profesionalidad genética constructiva me alerta y mi neurona correctora me hace notar Vallenato esta con “V” y no con “B” a lo que inmediatamente y en cuestión de escasos milisegundos entiendo que se refiere al vallenato, ese ritmo musical colombiano y no de ballena. En fin. Detalles.
Obvio que intentar escuchar el tema, por lo menos la parte rescatable que es la letra, se dificultaba debido al excedente de dB ocasionado por las chapas semiflojas del clio (creo que era un clio, o al menos tenia forma de eso), algunos problemas de gas, válvulas y no hablemos de rodamientos y/o rulemanes que combinados con la ventanilla abierta (porque carecía de aire acondicionado). Esta misión era un notorio imposible.
En fin, señores, ¿No podríamos acaso clonar unos cuantos Morgan Freeman, los fabriquen en masas, muchos, varios y ponerlos de choferes? Claro, las empresas deberían conseguirse algunos Rolls Royce y ya con eso, yo me encargo de tramitarles y entregarles un oscar.
En serio, che, te lo digo a vos. Yo me encargo. Pero de eso nomas. No pidan mas. No abusen de mi confianza. Solo eso ¿si?
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