jueves, 12 de mayo de 2005

Un cuento de luna llena con rostro de mujer.



Me detuve unos minutos al costado de la ruta. Solo cinco minutos.
Era la noche como un suave infierno de duendes borrachos persiguiendome por el campo de los espiritus desprevenidos.
Como siempre, en noches de insomnio cansino, alguien es testigo de las penas o los desvelos que perturban mi mente o mi corazon.
Camine por el costado del vehiculo y me apoye en su capo mientras la luz candente del encendedor enrojecia aquel inicio del vicio marcado, desalineado, evaporandose en un suave humo. La suave caricia de una brisa bribona se encargo de el, llevandoselo a jugar por los aires del lugar.
De alguna manera queria encontrarle el agujero al mate, como quien dice, descosiendo las mas enredadas tramas que genera la relacion entre dos personas. Tengo que admintir, o mejor dicho, como representante del genero masculino afirmar, que de uno u otro modo carecemos del total entendimiento en lo que al sexo opuesto se refiere.
La idea de poder poseer la llave que me abra las puertas de los secretos de una mujer de alguna manera me desvelaba, pero tambien sentia en mis adentros que deseaba que una mujer sienta lo que corria por mis venas en este momento.
A veces trato de imaginar hacia donda voy, pero solo veo un horizonte. Algunos sueños como aquellos sobre ancianidad jovial y feliz en un campo de los Alpes como el abuelito de Heidi se me aparecen en forma de vision, o quizas de un deseo.
El sueño de cumplir el rol de padre, sin asfixiar a mi hija con educacion conservadora o con condicionamientos arcaicos que solo satisfacen a otros sin dar lugar a los propios sueños, a las propias metas, mantenerle el instinto salvaje intacto y no como el de la mayoria de las mujeres que abandonan de cierto modo sus sueños por decisiones ajenas. Mujeres que pierden el rumbo o no encuentra su felicidad por estar dedicadas y rodeadas de nosotros, arcaicos, inflexibles, insensibles. Si, tenes razon, no son todos. Pero abundan.
Es verdad, mientras algunos buscan el oro, la caja de pandora, la piedra filosofal, los secretos del Rey Midas o el poder del Santo Grial, simplemente mi deseo es llegar.
Nadie me dijo como sentir o como vivir. Veo gente a mi alrededor planificando, llorando, pensando, sufriendo.
Me reprocharon por ahi falta de atencion, falta de insentivo, poco tiempo dado para compartir, las tipicas cosas que puede una mujer decirte.
Mi cabeza fue y volvio. Le pregunte entonces a la luna llena cuales serian los errores. Cuales serian mis falencias. Es verdad soy humano y no soy perfecto.
Quizas de alguna manera queria entender en aquellas manchas de los mares desolados de la luna, que estan porque si. Porque deben estar. Y de esa manera estan mis propios errores.
Pude sentir tambien de alguna manera que la maldad estaba ausente en estos errores, pero, en una charla que toma aires de discusion... ¿como razonar lo sentido?.
Tire el cirgarrillo quemado por ahi.
Trate obviamente de no tirarlo al pajonal evitando asi ser demandado por la Secretaria de Medio Ambiente o ecologistas al provocar un incendio forestal en aquellas zonas aunque el deseo era convertir aquella noche en un maldito infierno.
Mi paciencia taurina me contuvo.
Desde el dia de mis inicios me di cuenta que era un pibe curioso. De esos que de algun modo trata de descubir las caras ocultas de las lunas o de los espejos, aunque esto traiga aparejados heridas y dolor.
No pude dudar que es dificil pensar en sentir sin vivir. Resultaba poco practico, por lo que siempre trate de experimentar (o quizas comprobar si mis instintos eran acertados o no)
Ahi pude comprender aquella frase que dice "La duda es la vida, saber es la muerte". Fue asi como empeze a descubrir que si la naturaleza es misteriosa, la mujer es multiples misterios, dificil de decifrarlos.
Por otra parte siempre afirme que el ser humano es un animal de costumbre, haciendo que esto de algun modo opaque los horizontes cuando hay cambios. Nos acostumbramos a estar bien y no toleramos el bajon. Nos acostumbramos al " Te amo" y un "te odio" es el fin. Nos acostumbramos a los abrazos y la ausencia de ellos es un no me quieres. Nos acostumbramos a las miradas y cuando no hay una es una falta. ¡Caramba! lo que es esto. Nos atragantamos con la luz y nos morimos de hambre en la oscuridad.
No pude contenerme en una risa solitaria, a merced de aquellas estrellas lloronas de luz, al pensar que si apenas puedo ser responsable de mis actos y de mis propias metas y sentires (no tengo un manual de instrucciones para esta vida y mucho menos una brujula que me diga a donder ir) ¿como ser responsable de la felicidad de mi mujer?. Si me rei un poco, con esa risa que ronda la comprension, la gracia y la ternura. Alguien tiene que ceder. Ademas preguntar eso con palabras, obviamente generaria mas efervescencia entre los dos y es lo que menos quiero ahora.... y siempre.
Una amiga me afirmo alguna vez y casi desafiante que ella no conocia a nadie que sea feliz en su relacion. Al principio me asusto porque pensaba que algo se me estaba colando por el hueco del saco y no me estaba dando cuenta pero... ¿Acaso la felicidad de la que tantos hablamos, de la que tanto pregonamos no es justamente esa mixtura de altos y bajos, de llantos y risas, de caricias y tirones, de gritos y susurros, de amores y de odios todo dicho con la maxima sinceridad del corazon?¿Acaso en ese milagro de la mezcla cotidiana de matices no se encuentra la verdadera felicidad jugando a las escondidas con nosotros, que generalmente estamos acostumbrados a ver a primera vista y no leer entre lineas?
Mientras mi mano izquierda estaba firme en mi cintura, mi otra mano cubria la boca acompañada de mi mirada que estaba clavada en la blanca linea del pavimento. Si, tenes razon, en ese momento ni la mas minima idea de como estaba hasta que tome conciencia de mi posicion. Gracioso como el juego de la mente te sumerge en una niebla que te impide ver inclusive donde estas.
La luna con cara de mujer me seguia espiando como una chismosa esfera de plata que guarda los secretos mas buscados por ellas, las mujeres, esos pensamientos, esas palabras, esas caricias, esas miradas que desean y no confiesan.
Las delicadas lineas en el fondo del horizonte de los cerros cercanos me sujerian los poderes de las caderas de aquellas ninfas recostadas en mis sueños. El aroma a poleo y el murmullo de la brisa deambulante loqueando en los cañaverales, sus cabellos.
Habia dicho solo cinco minutos, pero habia pasado como media hora ya.
Llegaria tarde, pero queria verla. Me di cuenta que ser feliz es eso.
Sentir. Sentir libre de maldad, pero con errores.
Y al ser feliz puedo Amar. Amar de verdad.
Que el descubrir esos continuos sucesos de misterios encapsulados en el cuerpo de una mujer es un verdadero arte y que nunca acabara.
El arte de amar.

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