viernes, 12 de agosto de 2005

Retiro al Norte.


Casabindo. Tradicion.
Los ecos escondidos en el llano de la puna, entre cerros y cardones anunciaban los inicios de lo que suele darse todos los años, el 15 de agosto.
Toros y creyentes, fieles a la Virgen y cumpliendo la promesa que generacion tras generacion van cumpliendo los habitantes no solo de la zona sino de otras provincias tambien.
Un encuentro. Cara a cara con un taurino. La vincha con monedas y telas coloradas adornando las astas del animal se transforma en aquel sagrado trofeo.
Aquel que la obtenga, entre escapadas y toreadas, entre esquivos movimientos y el murmullo asombrado de los miles presente alrededor de una plaza rustica, la tan ansiada vincha obtendra el lugar sagrado que tanto anhela. Un lugar alla. Donde duermen sus parientes, hermanos.
Una recompensa en honor a la Virgen.
Preparo la mochila. Cargo un sombrero. Las botas estan listas. Me acompaña mi fiel compañero de calabaza hueca y cocica envuelta en cuero de llama. Un termo. La bolsa de dormir. La camara para registrar la accion y sus alrededores. Contrastes. Alegrias. Miedos.
Me voy pal norte, a buscar lo que quiero encontrar. Me voy a vivir, lo que algunos quieren vivir.
Me voy a cazar el sol. Me voy a tocar la libertad con mis manos. Voy a jugar con duendes en esos parajes llenos de identidad, algo que muchos perdieron por ahi o se olvidaron a la vuelta de la esquina.
Campanas. Procesion. Fieles e imagenes. Alguna bomba en el aire para darle mas vertigo a la emocion.
Iglesia de la nada, rincon de las estrellas, paisajes fantasmas.
Es... ¿como decirlo? mas que un retiro espiritual. Un encuentro con uno mismo. Una forma de introspeccion. Una mezcla de meditacion y contemplacion en la cual los seis sentidos alimentan el espiritu hasta satisfacer nuestro propio hambre. Ese hambre que en silencio camina dentro nuestro. Un hambre colmado de carencias y vanalidades. Una sed de insatisfacciones, inseguridades, de trivialidades. Todos eso y mas desaparece en el rincon de la tierra ocre.
Corderos. Samilantes. Danzas. Honras.
Todos al baile de los Hombres Ñandus.
Casabindo. Un rincon donde el tiempo se detiene, las agujas del reloj mueren y las horas no pasan.
Un lugar para el encuentro.
Seguramente la semana que viene les dare algunas imagenes. Mientras, disfruten estas viejitas.

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