miércoles, 20 de octubre de 2004

De invocaciones de musas y diosas.



Durante mucho tiempo me ha gustado creer que todo buen (o mal) poema, prosa, que toda linea confesa de sentimientos profundos quizas, estaba al final de un camino de espanto y dolor, tristezas y penas, de nubes oscuras y tormentosas vivencias.
El sendero poetico que me atrevi a soñar conduce a un lugar mucho mas glorioso cuanto mayor son los sufrimientos del camino. Los malvados, quizas eligen otros senderos, mas faciles, mas triviales. No llevan a ninguna parte.
Robert Graves dijo en algun lugar, en algun momento:"Existe la musa y es la mujer que uno ama".
Desventuras de ultimas horas, de ultimos momentos me hacen pensar quizas, todo quizas, no lo se con certeza, que ambas intuiciones puedan ser ciertas. El camino dificil es el camino del enamorado, del poeta, del soñador, del ser humano. Y este camino es el que conduce a la Diosa (o la musa) que es la mujer amada y la unica que conoce - o nos hace conocer de una u otra manera - la musica buscada (o no buscada).
He alli un secreto de vivir.



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